Francisco hizo hincapié en la gratuidad: «Hago el bien, no un negocio con el bien». Y recordó que «es feo cuando la gente busca su interés, no el servicio».
La «rivalidad» y la «vanagloria» son dos «carcomas» que minan la Iglesia, dijo hoy
el papa Francisco, invitando a la «humildad» y la «gratuidad».
«Yo hago el bien -dijo-, no hago un negocio con el bien». «Se pueden tener opiniones distintas, está bien, pero siempre dentro de esta actitud, esta atmósfera: de humildad, caridad, sin despreciar a nadie».
El papa comenzó la homilía de la misa de hoy en la Casa de Santa Marta, reportada por Radio Vaticana, partiendo de una carta donde San Pablo invita a los Filipenses a no hacer nada «por rivalidad o vanagloria», ni a «luchar uno contra otro, ni
siquiera para hacerse ver, para darse el aire de ser mejor que los otros».
«Se ve que esto no sólo cosa de nuestro tiempo» sino que «viene de lejos», observó.
Rivalidad y vanagloria, agregó, son «dos carcomas que consumen la consistencia de la Iglesia, la debilitan», porque van contra su armonía y concordia.
San Pablo, recordó Francisco, exhorta a la humildad, a sentir a los otros superiores a sí mismos y a «no buscar el propio interés».
«Buscar el bien del otro. Servir a los otros. Esta es la alegría de un obispo, cuando ve así a su Iglesia: un mismo sentir, la misma caridad, permaneciendo unánimes y concordes», explicó.
«Es feo cuando en las instituciones de la Iglesia, de una diócesis, hallamos en las parroquias gente que busca su interés, no el servicio, no el amor. Y esto es lo que Jesús nos dice en el Evangelio: no buscar el propio interés», subrayó, instando
a tomar el camino de la gratuidad sin buscar nada a cambio.