En su mensaje navideño, reclamó más acciones contra el terrorismo; saludó los diálogos en Siria, Libia y Colombia.
Ni los incontables conflictos que desgarran el mapa desanimaron ayer al papa Francisco, que con su acostumbrada pasión por un mundo más justo, pacífico y equilibrado, pidió al mundo que se una para frenar las atrocidades del terrorismo y de la guerra, y saludó los intentos de diálogo de paz en Siria y Libia y las negociaciones en Colombia.
Durante el tradicional discurso navideño Urbi et Orbi, que pronunció desde el balcón de la Plaza San Pedro, Francisco aludió a conflictos en regiones tan diversas como Medio Oriente, África, Europa del Este o América del Sur. Señaló el terrorismo como una fuente de violencia que requiere una solución internacional conjunta y clamó por los refugiados, que tras ser desplazados de sus países de origen no encuentran un lugar bajo el sol.
«Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que genera el egoísmo. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir vías de salida de situaciones humanamente insolubles», afirmó el Papa, en lo que fue su tercera Navidad desde su elección como líder de la Iglesia Católica en marzo de 2013.
Entre esas situaciones insolubles condenó «los atroces actos terroristas» en Egipto, Beirut, París, Bamako y Túnez -que enlutaron 2015 de principio a fin-, y llamó a que «la comunidad internacional se dirija en forma unánime a hacer cesar las atrocidades» que «provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros», en alusión a la milicia de Estado Islámico y otros grupos armados.
Francisco también saludó las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que se esfuerzan por restablecer la paz en Siria y en Libia, desgarradas por las luchas civiles desatadas en 2011. «Que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria -dijo-. Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos.»
Ante la violencia que enfrenta a israelíes y palestinos, Francisco pidió que «reanuden un diálogo directo» para superar un conflicto de «graves consecuencias» para Medio Oriente. Ambos pueblos padecen desde hace tres meses un recrudecimiento del conflicto con cerca de 160 muertos entre los dos bandos, a causa de atentados contra civiles, respuestas policiales y choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
«Precisamente allí donde vino al mundo el Hijo de Dios hecho carne, siguen tensiones y violencias y la paz sigue siendo un don que invocar y construir (?) Que puedan israelíes y palestinos retomar un diálogo directo y llegar a un acuerdo que permita a ambos pueblos vivir en armonía», pidió.
Francisco no olvidó ni mucho menos a los cristianos «perseguidos por causa de su fe en distintas partes del mundo», por quienes siempre ha levantado la voz. Evocó asimismo los conflictos y tensiones en Irak, Yemen, República Democrática del Congo, Burundi, Sudán de Sur, y los esfuerzos de paz en Ucrania. Este país del centro de Europa vive tironeado por las fuerzas separatistas de las regiones orientales, con el aliento y la venia de la Rusia de Vladimir Putin.
La vuelta al mundo del discurso de Francisco tuvo una parada en Colombia, donde las agotadoras negociaciones entre el gobierno y la guerrilla de las FARC pretenden cerrar más de medio siglo de violencia en extensas zonas del país. «Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz», clamó.
Como ya se hizo costumbre en sus intervenciones, el Papa insistió en que las sociedades occidentales abran las puertas a los que escapan de la guerra, los abusos y la miseria que azotan a países enteros.
«Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los numerosos emigrantes y refugiados -dijo-, ayudándolos a construir un futuro digno para sí y para sus seres queridos, integrándose en el seno de las sociedades que los reciben.»
«Todavía hoy muchos hombres y mujeres son privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la pobreza y el rechazo de los hombres», agregó Francisco. «Que hoy llegue nuestra cercanía a los más indefensos, sobre todo a los niños soldados, a las mujeres que padecen violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico», concluyó.
Tres focos que preocupan a Francisco
Siria
La guerra civil siria, con sus crisis derivadas, como la consolidación de milicias islamistas, ya sumó 250.000 muertos y se convirtió en el peor conflicto del siglo XXI. Estados Unidos, Rusia y otros países y grupos buscarán a partir de enero conciliar una posición común para alcanzar la paz a corto plazo
Libia
La anarquía a la que sucumbió Libia desde la caída de Muammar Khadafy en 2011 dejó al país sometido a la arbitrariedad y la violencia armada, al punto que en este momento dos gobiernos paralelos reclaman ser los legítimos representantes del pueblo. La ONU anunció un principio de acuerdo entre las partes que aún debe ser ratificado por los respectivos parlamentos
Colombia
Más de medio siglo de conflicto, desde el alzamiento de las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), está llegando a su fin, luego de tres años de negociaciones en las que el presidente Juan Manuel Santos jugó su capital político
Agencias AFP, ANSA, EFE y Reuters