Redacción – Con organizaciones sociales y sectores gremiales, Alberto prepara una movilización hacia el Congreso. Teme que su vice exprese las diferencias existentes frente al acuerdo con el FMI.
Alberto Fernández teme al silencio de su vice tanto como a sus cartas, tweets o expresiones públicas. Y ese silencio, pertinaz desde el momento mismo en el que se anunció un principio de acuerdo con el FMI, podría ser roto con palabras o gestos en ocasión de la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso el 1° de mayo.
En su tercer discurso el presidente Alberto Fernández estará acompañado por una movilización de la militancia peronista y de organizaciones sociales, que le expresará su respaldo en el marco del eventos formal más importante del año para la vida política del Congreso.
Ya menos preocupados por la pandemia y con altos porcentajes de vacunación, el Gobierno dará rienda suelta a las movilizaciones y en esta oportunidad será el Presidente quien reciba a los militantes en las inmediaciones del Parlamento. Claro que no con criterio de festejo sino de blindaje frente a posibles muestras de rechazo que, según le informan en casa de gobierno, podrían surgir desde La Cámpora o de algunos gremios combativos con los que la organización que lidera Máximo Kirchner está tejiendo un verdadero polo opositor desde dentro del oficialismo.
El principal organizador del encuentro de este martes es el jefe de Gabinete, Juan Manzur, también encargado de confirmar públicamente la movida.
El propio jefe de gabinete se vio envuelto esta semana en una ola de rumores que hablaban de su salida y debió ser impulsado por el presidente como organizador del operativo de blindaje para acallar las versiones que lo daban afuera del gobierno.
Algo parecido ocurrió con el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa que debió habilitar la Mesa de Entradas del cuerpo en el feriado del lunes ya que Cristina se había negado a que el proyecto de acuerdo con el FMI ingresase por el Senado pero además, por las idas y vueltas que hasta último momento siguió el texto, aún no estaba en condiciones de ser presentado. Todos buscaban las palabras que sirviesen para «edulcorar» un ajuste que la vicepresidente no está dispuesta a avalar.
La concentración frente al Congreso busca dar señales hacia afuera y hacia adentro, ya que el Frente de Todos atraviesa horas de incertidumbre y tensión como consecuencia de las diferencias que despertó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que todavía está pendiente de finalización.
¿Será suficiente para moderar la actitud de Cristina?, ¿qué respuesta dará La Cámpora a este intento del albertismo de coparle la calle?. ¿Habrá alguna expresión pública de Cristina antes o después del discurso presidencial, teniendo en cuenta que Alberto no podrá omitir hablar del FMI, de las condiciones para un acuerdo, de tarifas y de subsidios?.
Quienes conocen a la ex presidente apuestan a que, de confirmarse que sus exigencias en materia de tarifas y subsidios no pueden ser aceptadas, no se callará la boca y volverá a generar un cimbronazo político que, según ella y los suyos creen, la coloque lejos de un ajuste que será muy duro para la gente.