El puerto ya tiene su propia música, magia y sonido

Más de 50 músicos, orquestas, autos y cuatro embarcaciones frente a la costa participaron de la representación de la obra «San Antonino III», que intervino el paisaje con los sonidos del Puerto local.

 

«San Antonino» es una creación del artista Martin Virgili, que a través de una acción con música para orquestas, silbatos, bocinas de automóviles y sirenas de barcos conformó un espacio audible de 640 mil metros cuadrados.

En su tercera edición, se presentó en el marco de la muestra «Destino. Del balneario al cosmos – Modos de habitar», una propuesta de la Bienalsur, el evento multidisciplinario creado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero que cuenta con el acompañamiento del Gobierno bonaerense.

El proyecto constó de dos ensambles de trompas y silbatos ubicados en las escolleras Sur y Norte del puerto, dos autos con sirenas que se desplazaron a lo largo del espigón a la altura del «Cristo» emplazado en el ingreso a la terminal marítima, y cuatro embarcaciones equipadas con sirenas, bocinas, campanas y trompas.

Según explicó Virgili, San Antonino «se remonta a las causas que propiciaron la construcción de una identidad local», como la peregrinación náutica, la fiesta de los pescadores, el bautismo a las aguas y «a los modos de apropiación y significación del territorio que esos rituales vernáculos promueven».

A bordo del crucero Anamora, una de las embarcaciones que intervino, presenció la obra la subsecretaria de Políticas Culturales provincial, Victoria Onetto.

En el buque «Luisito», perteneciente a la Escuela Nacional de Pesca, estuvieron presentes además familiares de tripulantes del pesquero marplatense «San Antonino», que naufragó frente la costas de Punta Mogotes el 1 de septiembre de 2016 y dejó tres marineros muertos y tres desaparecidos.

«San Antonino es proyecto musical con una fuerte impronta patrimonial. Sin perder de vista el carácter festivo de las músicas populares, busca además orientar la atención hacia el territorio del puerto y sus circunstancias materiales: sus sonidos, sus prácticas, su historia, sus relaciones sociales y sus símbolos», explicó su creador.

La obra contó con once movimientos, que incluyeron sirenas, banderas y pañuelos de colores que ondeaban desde los barcos y los espigones, una danza náutica acompañada por un poema dedicado a las familias fundadoras del puerto, la canción «Madonnina del mare» cantada por altoparlantes desde las distintas embarcaciones y un homenaje a los pescadores.

En la coordinación general intervinieron además el músico Leopoldo Juanes, el diseñador Mario Gemin y el navegante Manuel Morilla.