Por Adrián Freijo – Pablo Obeid, cuyo sostén militante es ser esposo de Fernanda Raverta busca ser senador mientras el organismo que dirige se llena de denuncias y escándalos.
Pablo Obeid es el marido de Fernanda Raverta. Y punto…
Su currículum y trayectoria no reconoce otro mérito que no sea el de compartir techo con una dirigente que ha sabido posicionarse a nivel nacional y que, aún en plena decadencia y cuestionamiento por parte de sus compañeros de ruta, sigue manejando una caja que le permite financiar aventuras políticas que ya todos en su entorno señalan como disparatadas y de final incierto.
«Pablito», como se lo conoce en el mundillo político, es famoso por la cruel persecución que hace de aquellos empleados de la ANSES -ese organismo que su mujer le regaló para que se entretuviese por un tiempo- que no comulgan con la ideología kirchnerista. La tónica que él y sus laderos imponen al agravio a trabajadores/as del organismo a quienes detectan como opositores, será en algún momento motivo de la vindicta pública que se dará a través de la justicia o de los organismos internacionales de derechos humanos que, en sentido contrario a los nuestros -politizados y financiados por la mirada sesgada y la billetera floja de un solo espacio partidario- ya han recibido denuncias concretas de quienes han padecido persecuciones incompatibles con un sistema democrático.
«Pablito», alguna vez, deberá rendir cuenta de sus actos persecutorios y seguramente se sorprenderá al saber que alguno de sus «más fieles» personeros es hoy testigo arrepentido en alguna denuncia que avanza sin freno. Aunque en la ANSES se comente que son «dos santos» los que resolvieron que era momento de sacudirse los problemas que algunas opacidades de la gestión Obeid están generando al salir a la luz y tomar distancia.
Pero ahora el notorio esposo suma un nuevo escándalo a su discutible derrotero: el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Mar del Plata (CESC) hizo público su malestar por su falta de respuestas. Sostienen que «no atiende el teléfono desde hace un año y medio-más precisamente desde febrero de 2020-, a pesar de las reiteradas solicitudes para realizar una audiencia. Nunca nos ha recibido ni respondido a ninguna de nuestras solicitudes”.
Los ex combatientes buscan actualizar el Programa Municipal de Contención Social y Salud para el Veterano de Guerra de Malvinas que se encuentra vigente desde 2004 y que ahora necesita ser actualizado para lo que se busca la creación de un Consejo Asesor para la ejecución de las acciones previstas, con la presencia de todos los actores que “hacen a la realidad socio-sanitaria” de los ex combatientes.
Toda su intención se sintetiza en encontrar “un marco normativo y cierta independencia de los gobiernos» que haga que el programa no dependa de la voluntad política de turno sino que se incorpore a una institucionalidad permanente.
Pero evidentemente «Pablito» tiene otra prioridades. Conseguir su senaduría, perseguir a sus empleados hasta la inhumanidad y alinear al peronismo detrás de la figura de su mujer -pese a la sucesión de derrotas a la que la torpeza de Fernanda ha arrastrado al kirchnerismo- parece hoy ocupar su tiempo mucho más que lo que logra hacerlo una causa respetada y venerada por todos los argentinos como es la que representan los ex combatientes.
Como una expresión más de la baja calidad democrática que se está llevando puesto al país, este matrimonio tan singular, y sostenido en la mediocridad, que se ha adueñado del peronismo marplatense sigue adelante con sus desmanes conceptuales, sus discutibles estrategias y su compulsión por hacer de la política un micro mundo que solo sirva a sus intereses personales.
Aunque quienes requieran su atención sean quienes pusieron sus vidas al servicio de la patria.
Pero lo importante es que «Pablito» sea senador…y aporte algo al capital común…de la pareja del poder.