Vivo en esta maravillosa ciudad a 7251 km de Buenos Aires. El miércoles 28 de septiembre, después de destruir gran parte de Cuba y dejarla completamente sin luz, Ian tocó tierra en el Sureste de la Florida como un poderoso huracán de categoría 4, casi categoría 5, clasificado como la quinta tormenta más fuerte que ha azotado a los Estados Unidos.
Devastación, catástrofe, trágico, y traumático son solo algunas de las palabras más usadas para describir el huracán Ian por muchos de los que decidieron quedarse en sus casas durante la tormenta. Más de 2.5 millones de personas se quedaron sin electricidad y agua.
Por suerte pude auto evacuarme a tiempo.
En Fort Myers Beach y la isla de Sanibel se vivió lo peor de la tormenta. El puente de Sanibel, que era la única conexión entre las islas de Sanibel y Captiva con el continente, se derrumbó dejando incomunicada a esta isla que alberga a 6500 personas. Todavía no se ha determinado cuántas personas no evacuaron y aún permanecen atrapadas o desaparecidas en la isla. La Guardia Nacional de los Estados Unidos está sacando personas de la isla por aire con el uso de helicópteros.
La playa de Fort Myers fue destruida casi por completo, dejando a los dueños de negocios sin sus comercios, y muchos también sin hogar.
Cientos de turistas, incluyendo muchos argentinos, no pudieron venir. Las condiciones de manejo en la ciudad son inseguras, con muchas obstrucciones y escombros en el camino, así como muchos semáforos que no funcionan debido a que no hay electricidad y muchos se han roto debido a los fuertes vientos.
MANO A MANO CON UN ARGENTINO
Julián Agustín Rivero, argentino de 20 años, que vive en Cape Coral con su madre y se quedó en su casa durante la tormenta, me comentó su experiencia al vivir el huracán Ian.“¡Horas antes del huracán la gente del vecindario y gente de los alrededores se veían desesperados comprando gasolina, agua y comida para sobrevivir durante el huracán!”, me dijo.
«El huracán duró alrededor de 12 horas. Esta era la primera vez que mi madre y yo sufríamos una catástrofe de este tamaño. Jamás pensamos que iba ser una categoría Nro. 4 casi 5 ni mucho menos que íbamos a estar en el ojo del huracán! Al principio eran vientos y lluvia que al pasar las horas fue empeorando y comenzamos a asustarnos por la velocidad y la fuerza que el viento sacudía los shutters. los ruidos eran desesperantes después de más de 5 horas los shutters se empezaban a caer el garaje de la casa comenzaba a levantarse y tuvimos que trabarla por dentro mientras todo era un caos. Durante las últimas 4 horas del huracán sentíamos como el viento rodeada la casa con una velocidad impresionante mucho más fuerte de lo que había empezado sentíamos que todo el viento se quería meter dentro de la casa buscando algún lugar para entrar y llevarse el techo golpeando todos los rincones de la casa y se sentían temblores que nunca antes habíamos sentido. ¡Veíamos como los techos y los tejados de los vecinos volaban por los aires y los árboles doblándose de una manera que nunca antes habíamos visto! Pedíamos por nuestros familiares que no sufran muchos daños y sufríamos de terror. Las últimas horas antes de que todo se tranquilice eran insoportables escuchando ruidos por todos lados vientos chapas volando tachos de basura volando, árboles caídos, desconectados de todo porque no teníamos luz, agua ni señal para mandar un mensaje a nuestra familia que estaban en sus casas. Al día siguiente nos levantamos y salimos afuera para ver cómo estaba todo, nuestros árboles y nuestros alrededores destrozados los tejados del techo por todo el jardín. Los condominios cerca de nuestra casa se podían ver claramente cómo habían sufrido el huracán todos los árboles, las cercas y los bushes destrozados. Sentimos tristeza de estar acostumbrados a ver todo tan limpio, ordenado, prolijo y natural y saber que esto no iba a recuperarse en un día era un dolor al alma… seguimos preocupados por nuestra familia/amigos, las primeras cosas que hicimos fue comunicarnos con nuestros seres queridos y saber que ellos están con vida”, expresó.
Como Julián muchos salieron a ver si conseguían agua, gasolina o algo y “veíamos, me comento, como toda la ciudad se vino abajo las calles obstruidas por árboles, los semáforos tirados sin funcionar, carteles de los locales tumbados, casas desmoronadas.
Y agregó: «Después de dos días de la tragedia estando sin luz y sin agua en pleno caos empezamos a notar que venían camiones con containers. Primero empezaron con 4 y después fueron llegando más y más, no sabíamos muy bien lo que era, pero veíamos que la policía entraba y salía de allí, al pasar las horas y los días comenzaron a llegar gente y hacer campamento alrededor. Vivimos en frente de un parque de agua que tiene un inmenso campo. Empezaron a llegar los generadores gigantes de electricidad, maquinarias y más containers y camiones de seguridad. primero llegaron 4 y después llegaron más y más, que venían de otros lugares para ayudar y abastecer a todo Cape Coral. En la noche nos dimos cuenta que llegaron dos camiones del ejército custodiando y cuidando el sector de los generadores de energía y a la misma cuidando la estación de energía y a nosotros. Fue sorprendente ver a los soldados americanos caminar con sus armas enfrente de nuestras cosas y alrededor de la vecindad saludándonos y dispuestos a colaborar. Hoy nos sentimos bendecidos porque a comparación de toda la costa que está completamente destruida y por todas las personas que han perdido su vida. nosotros estamos muy agradecidos con Dios porque lo material se recupera, pero la vida no”.
Fort Myers, Cape Coral, Sanibel, Marco Island, Naples y Punta Gorda son ciudades que lloran de dolor por este desastre natural. Si bien muchos lo han perdido todo y se han quitado muchas vidas, hay una cosa que es evidente a través de esta horrible tragedia: la comunidad está más unida que nunca y nos recuperaremos de esta tragedia. Aunque hay una cicatriz, y este es un evento histórico que ha cambiado esta comunidad para siempre.
Volvimos a nuestra casa. Los daños no fueron graves.
Sentí esta mañana que el sol volvió a salir en el suroeste de Florida.
Gracias a Dios.