La gobernadora cree que Arroyo es su Talón de Aquiles y ya no sabe como remontar una imagen que llega al 70% de rechazo. La Plata y Bahía en igual situación. Calcula perder un millón de votos.
María Eugenia Vidal sabe que esta elección puede condicionar el futuro de su gobierno y le preocupan los números que maneja Cambiemos. Es que, según reconocen en off desde el oficialismo, los datos no son alentadores: en la Provincia, el principal distrito electoral del país, ya están casi un millón de votos abajo de los que alcanzaron en las PASO de 2015.
En la primera vuelta de las últimas elecciones, Daniel Scioli se impuso en la provincia con el 37,28 por ciento (3.563.089 votos), mientras que Macri obtuvo el 32,80 por ciento (3.134.779 votos). En esa oportunidad, Cambiemos ganó en seis de las ocho secciones electorales, pero perdió en la primera y la tercera, cuyo caudal de votos fue clave para el resultado final.
El dato no es menor: en la tercera sección -donde el Gobierno aún no puede hacer pie- está la mayor en cantidad de votantes de la Provincia. Por eso, aunque de los 135 municipios bonaerenses Macri haya triunfado en más de 100, quedó atrás del FPV por no lograr un triunfo en el Conurbano.
Además de la tercera sección electoral -donde el Gobierno no repunta y sigue en baja- a la gobernadora le preocupa caer en La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca. En Cambiemos vaticinan que ya están en un piso de 700 mil votos menos que los que sacaron en 2015.
En el ballotage, la diferencia que logró el sciolismo también tuvo su epicentro en esos municipios. La diferencia se sostuvo sobre los casi dos millones de votos que obtuvo en la tercera, donde se impuso con el 58% contra el 41%. En ese momento, Macri quedó 588.535 votos abajo. Y de ese total, unos 222.345 correspondieron a La Matanza.
El problema es que, según admitieron fuentes internas del PRO, hay preocupación porque no sólo empeoraron en la tercera sino que están complicados en las tres ciudades más importantes del interior, donde ganaron en la última elección. Se refieren a La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca.
Carlos Arroyo, el intendente macrista de Mar del Plata es uno de los talones de Aquiles de Cambiemos. Días atrás, fue abucheado en una escuela de la que debió retirarse, lo que es tan sólo un reflejo de su mala gestión: ya alcanza registros de rechazo que superan el 70 por ciento.
Tanto preocupa ese caso a Vidal, que decidió mandar al propio Joaquín de la Torre a que se ocupe del tema. Sin embargo, la función de «bombero» de su ministro no alcanza para repuntar la pésima imagen del intendente.
En Cambiemos creen que ésos intendentes «en caída» son los límites que impone la estrategia de la polarización con Cristina Kirchner, la jugada a la que apuestan en estas elecciones.
Mientras se eleva la preocupación de un sector del Gobierno, en la Rosada se mantienen ajenos a esta polémica. Fuentes de la Rosada insistieron en que sacarán los mismos votos -alrededor de los 32 puntos de las PASO- y aseguran que Sergio Massa «se va a desplomar porque mide 20». Por eso, se conforman con el escenario de polarización con el kirchnerismo.
«Las próximas elecciones las ganamos caminando», dijo Macri en España, lo que se convirtió en la nueva muletilla de los dirigentes más cercanos al Presidente. La mesa chica cree que la inflación está en baja, la economía va a repuntar y que este año se crearán 200 mil puestos en blanco. Por eso, con estas tres premisas, consideran que recuperarán los votos caídos.
Tal vez con una cuota de realismo mucho mayor -seguramente producto de su incansable recorrer por todos los rincones de la provincia- María Eugenia Vidal cree equivocados esos cálculos y ya comienza a delinear una estrategia personal que le permita revertir lo que ella considera un optimismo sin fundamento de los hombres más cercanos al presidente.
Y comienza a analizar como sacarse de encima a quienes por incapacidad, obcecación o falta de adhesión profunda al modelo que ella representa, nada hacen para empujar un triunfo que puede marcar el inicio o el final de su propia carrera hacia la Rosada.