Mar del Plata, ese dolor de cabeza para Macri y Vidal

Redacción – Jaime Durán Barba entregó al presidente y a la gobernadora una encuesta que asusta: en General Pueyrredón el kirchnerismo aventaja a Cambiemos por 10 puntos. Temor.

El triunfo de 2015, que le dio al oficialismo los puntos necesarios para que María Eugenia Vidal fuse gobernadora de la provincia, parece quedar hoy muy lejos en General Pueyrredón.

La pésima gestión de Carlos Arroyo y la sensación generalizada de que la cuestión no tiene corrección ni retorno, ha revertido aquellos números y hoy la candidatura de Cristina supera por más de 10 puntos a la de Esteban Bullrich.

En un escenario en el que no se ha logrado la ansiada polarización y en un distrito donde la tijera se comenzó a usar muchas décadas antes de que la política argentina la descubriese como instrumento de campaña, los votos de Mar del Plata y Batán adquieren una importancia tal que, en los campamentos de ambas fuerzas, se descuenta que pueden marcar el triunfo o la derrota en agosto y en octubre.

No es casual entonces que la ex presidente haya elegido estas playas para lanzar su campaña y haya lanzado al aire una frase que demuestra la importancia que piensa darnos en su discurso: «cada vez que al país le fue mal, a Mar del Plata le fue peor». Toda una definición, más allá del deterioro que el distrito sufrió en sus actividades básicas durante el tiempo de su gestión.

En la mesa chica de Balcarce 50 hay enojo con Vidal. Cuando Macri y Larreta le pidieron que eyectara a Arroyo del palacio municipal, allá por noviembre de 2016, fue la gobernadora la que los convenció de que ella podía manejar al torpe intendente y enderezar la nave. Hoy le enrostran su equivocación y la responsabilizan de lo que puede ser una derrota dolorosa y determinante.

Y lo que más sorprende a los analistas del macrismo es que el castigo por la pésima gestión local parece darse en el tramo de la boleta que postula candidatos nacionales. Y casi no afecta a Vilma Baragiola que sigue marcando una interesante tendencia de cara a agosto y mucho menos al massismo, que crece sin prisa pero sin pausa semana a semana.

Casi como si la gente responsabilizara a Vidal, a Rodriguez Larreta y al propio Macri por haber alargado la agonía de una gestión que ya había demostrado su inviabilidad cuando a 60 días de asumir ya se había quedado sin medio gabinete.

Lo cierto es que por ahora, aquella Quinta Sección que permitió a Cambiemos surfear hacia un triunfo en Buenos Aires, hace hoy agua por todos lados y parece empujar al oficialismo a una derrota.

Y nadie saba que hacer para evitarlo…