El jefe de Gabinete Santiago Cafiero encabeza el desesperado contraataque de un gobierno que, no habiendo cumplido con sus promesas sobre vacunas, trata de descargar su fracaso en los demás.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, destacó hoy que “por voluntad, coraje y determinación» el presidente Alberto Fernández «trajo al país las vacunas» contra el coronavirus, algo que podrían haber hecho también los gobernadores, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y hasta sectores privados “pero no lo hicieron”, afirmó pretendiendo desconocer que fue su propio gobierno quien en los inicios de la pandemia sostuvo públicamente que los acuerdos con todas las marcas eran «de estado a estado» y que por lo tanto recaían en la jurisdicción nacional.
«Alberto Fernández fue el que consiguió y compró 65 millones de vacunas mientras quedó demostrado que por ley lo podían haber hecho todos”, dijo Cafiero.
En este sentido, agregó: «Por voluntad y con coraje y determinación, fue el Presidente el que trajo las vacunas” contra el coronavirus mientras que “algunos sectores de la oposición se posiciona especulando de forma electoral”.
Pero sus dichos, como tantos otros anteriores de un funcionario que diariamente demuestra una impericia alarmante y una escasez de criterio que sorprende, solo lograron despertar la furia de los demás gobernadores -mayormente peronistas- que sintieron que Cafiero y Alberto Fernández los están arrastrando en su combate con el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Por que en sus afirmaciones los responsabiliza también de la supuesta falta de interés en la compra de vacunas para sus distritos.
Cada vez más aislado de la sociedad, apretado y ninguneado por el kirchnerismo más duro, con la actividad económica agonizando, el gobierno nacional cae en una histeria inocultable que lo muestra necesitado de encontrar culpables para todos sus desaciertos…aunque en la volteada también caigan los propios.
Preocupante, pero no sorprendente en un equipo que desde el primer momento todos suponían formado por «suplentes». A buen entendedor…