En medio de la crisis todas las miradas se posan en Massa

Escribe Adrián FreijoEl líder del Frente Renovador supo guardar silencio mientras los demás gastaban palabras y pronósticos. Ahora oficialismo y oposición buscan su cercanía.

Todo cruje en Cambiemos y la desconfianza en la capacidad de «la mesa chica» para salir del atolladero en el que se metió el gobierno es ya prácticamente nula.

Por los despachos oficiales -con epicentro en La Plata y CABA- son muchos los dirigentes que ya no temen decir en voz alta que los puentes tendidos entre María Eugenia Vidal y Horacio Rodriguez Larreta con Sergio Massa y algunos sectores moderados del peronismo fue una muestra de inteligencia política y comprensión. «Algo que escasea cerca del presidente» dicen con indisimulado enojo.

Pero como no confían demasiado en sus pares justicialistas, barruntan por estas horas la forma de acercarse al líder del Frente Renovador que en las últimas encuestas comienza a engrosar sus posibles votantes y mantiene una imagen positiva y un electorado cautivo que parece blindado a cualquier crisis. «Como están las cosas nadie puede aspirar a un triunfo en 2019 si no lo tiene cerca a Sergio» dicen.

Ocurre que por el lado del peronismo,al que por estas horas se define como «confiable» y que componen gobernadores y senadores del grupo liderado por Miguel Pichetto, las cosas no son muy distintas. En la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI) se quejaron ante Massa de la falta de credibilidad del propio Macri y de sus ministros, porque creen que les mienten.

En realidad la reunión tuvo como objetivo «blanquear» la cercanía del tigrense, temerosos como están los peronistas de que aquella creciente convicción de sectores de Cambiemos -en los que además de Vidal y Rodriguez Larreta se anota ahora el propio Rogelio Frigerio y ni que decir Emilio Monzó– pretenda tentarlo con una opción superadora que se convierta en la Tercera Vía de la que tanto habla Massa y que tiene en Roberto Lavagna a su principal defensor, convencido como está de inaugurar en la Argentina un tiempo en el que «estatismo o liberalismo» deje de ser la opción para dar paso a una nueva acción mixta en la que el lema sea «estatismo para regular, liberalismo para competir».

Massa en tanto habla con todos, disfruta de este momento de centralidad que parecía imposible apenas seis meses atrás y repite a quien quiera oírlo que para él «Macri y Cristina son el límite y no la opción de un país normal y en crecimiento».

Y ordena a los suyos dialogar con todos, evitar apuros y ansiedades y disponerse a utilizar el peine grueso al momento de abrir las puertas a nuevos aliados. «No va a cometer el error de Macri cuando cerró Cambiemos a los propios y a un radicalismo en diáspora, ni el propio cuando no tendió la mano a un peronismo crítico que terminó yéndose con Randazzo» repiten.

Y mucho hablan de un nuevo desarrollismo nacional, con una apertura controlada y una reforma fiscal como la que Lavagna le propuso a Néstor Kirchner y el santacruceño- que quería a los empresarios como aliados para sus toruosos negocios- se negaba a implementar. Algo que hoy le parece estar pasando al propio Macri.

«Menos los que ya sabemos…lo demás son todos bienvenidos» dicen en el círculo íntimo de Sergio massa. Y se disponen a estar atentos a tiempos que parecen acelerarse.