En silencio se fue Marcelino Cornejo, «crack» sin tiempo

Por José Luis Ponsico (*)En las últimas horas se conoció el fallecimiento de Juan Marcelino Cornejo a los 89 años.  Para muchos, uno de los mejores futbolistas que transitó el rico fútbol marplatense.

 

José Luis Ponsico

La «rompió» en Quilmes y la selección marplatense entre 1951 y 1968. Piernas largas, habilidad en velocidad. Guapo, encarador. En el 74 el mundo admiraba al holandés Johan Cruyff y algunos evocaban a Marcelino

El «crack» sin tiempo. Había llegado a Camet a cumplir con el servicio  militar. Un muchacho flaco, 1.80, estatura, proveniente de la localidad de Quilmes, apellidado Cornejo.

Luego reconocido durante varias décadas como uno de los mejores futbolistas de la historia del fútbol marplatense, Juan Marcelino Cornejo, el «crack» sin tiempo. Pudo haber sido figura en los 40 y ahora.

Por entonces, al balneario se lo conocía como «La Perla del Atlántico» y en el Grupo de Artillería GADA 601 centenares de «colimbas» llegados de distintos lugares, así conocieron el Mar.

Un salto fenomenal de Cornejo para vencer a Manuel Tomé (San Lorenzo).

Datos incomprobables: si el «Flaco» Cornejo sostuvo cuando vió la imponente inmensidad del océano, Camet,  otros 200 soldados de companía de «tierra», al toque parece que dijo:

«De aquí no me voy más». ¿ O llegó antes a su vida el legendario  dirigente José Piantoni, presidente de Quilmes local ? Entre quiénes tenían el dato del colimba que la «rompía» en zona de Camet.

Don «Pepe»  tenía el dato -el soldado que la rompe en Camet, jugando para diversión de los conscriptos- y la idea de tenerlo.

Cinco años más tarde, Cornejo en el «olimpo» integró una selección que quedó en la historia: Oscar Flores, Oscar Salazar, Wálter Della Torre, Wálter Garcerón, Abel Pacheco, José Luis Carruthers, Bautista «Pocho» Pereyra,  Cornejo, Cándido González, Alberto Piraña García  y alternando punta izquierda Ponti y Lobianco. 

Marcelino Cornejo: leyenda de Quilmes y del fútbol local

Sin olvidar a Horacio Pirosanto «patriarca» como central, en la defensa de River local, tres veces campeón entre1953 y 1955

El soldado Cornejo había jugado en Argentinos de Quilmes, los «mates». Trabajaba en histórica fábrica de cristales  «Rigoleau» Gran Buenos Aires. Según otro legendario, Carlos «Pocho Palumbo el dato a «Pepe» Piantoni, lo llevó Julio Saint Esteben»

Se intuye que estaba de novio y debió hacer trámites para casarse «Antes era así» lo explicaría mucho después. ¿ El jugador ?. Mucha habilidad en velocidad, valiente, definición y asistente. Los goles suyos y pases gol. Varios a Saint Esteben.

Por físico y clase, a distancia, en tiempo, ídolo riverplatense Enzo Francéscoli. La curiosidad: verano´55 Cornejo, «8» de Quilmes, reforzado, frente a River, Angel Labruna, la vuelta de Néstor Rossi, Amadeo Carrizo al arco.

«Marcelino hizo un partido extraordinario. No lo podían parar. River ganó 4 a 2 porque en el segundo tiempo entró un pibe, zurdo genial, 19 años, podría haber sido padre de Maradona y abuelo de Messi: «Cabezón» Enrique Omar Sívori«, de un testigo.

El relato pertenece al «8» inolvidable de Quilmes local, «Pocho» Palumbo, futbolista, basquetbolista y dirigente del club,  sede Av. Luro. Doble admirador de Sívori y de Cornejo.

«Tanto ocurrió así que cuando terminó en el vestuario se acercaron Labruna, «Pipo» Rossi y alguno más para hablar con Marcelino.

Parte de la historia que hoy recuerdan los pasillos del club Quilmes

«Pibe sos «crack» si querés hablamos con los dirigentes y venís con nosotros», dijeron dos figuras emblemáticas de River y la selección nacional. Néstor Rossi había regresado de Colombia, Angel estaba en el último tramo de su exitosa trayectoria

Cornejo radicado en Mar del Plata, casado, empleado en el Casino.  Aquí, ídolo. Allá, habrá pensado, Labruna, el uruguayo Wálter Gómez;  aparecían Sívori y Norberto Menéndez, el «8» cerebral, Eliseo Prado. No se animó.

Quilmes con Cornejo, el inmortal Cándido González y media selección local ganó cuatro torneos consecutivos.  Hasta el´60, ciclo «cervecero» resultó inigualable. Cornejo vivió la transformación de Mar del Plata. En el´60 «Ciudad Feliz»

No quiso ser técnico («Hay que tener carácter especial; manejar grupos de futbolistas, a veces se hace difícil, todo cambió mucho») comentó, 2011 al autor de éstas líneas. Menos, dirigente.

Jugó más de veinte años. Lesiones, vendajes, torceduras, golpes no dejó de encarar rivales y eludirlos con «cambio  de velocidad».

Había pasado los 80 años. Todas las luces y cultivando perfil bajo. Sonrió cuando el cronista insinuó: «Los 8 que pasaron los cien goles son inmortales: Juan José Pizzuti, Miguel Brindisi, por talento Juan José López, Jorge Burruchaga» escuchó por fono.

Respuesta: «No, no creo estar a la altura de ellos», con modestia. «Igual agradezco», dijo con la modestia habitual. Un Señor

Construyó familia, esposa, hijas, nietos, amando Mar del Plata; la vida sana y la redonda. En el repaso, otro estilo, la gloria de Herminio González, compañeros en el´61, «Pierino» fallecido no hace tanto.

Se fue Cornejo a los 89 siete décadas honrando al fútbol marplatense. El Barrio «Parque Luro» de luto. Silencio en la calle Stróbel al 4000. Un «duende» la lleva cortita, eludiendo obstáculos. Nacido en Nuñez, calle Republiquetas, aunque siendo pibe la familia llegó a Berazategui, al sur del conurbano, donde los «potreros» quedaron «chicos»

(*) Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión y Mundo Amateur