Enrique Kogan y los secretos del Mejor Festival Argentino de la historia que organizó en Miami

El verborrágico empresario que apostó a convocar en grande a la comunidad de argentinos en Miami, contó los entretelones del desafío de unir a sus compatriotas en un show multitudinario a fines de los años noventa.   

Llegó a Estados Unidos en 1981 como mochilero con 40 dólares en el bolsillo y todo por descubrir. Paró en un hotel de un argentino y salió a buscar trabajo por las calles del centro de Miami. Ahí se cruzó con un uruguayo que le ofreció 160 dólares por semana por limpiar el sótano de su local que estaba lleno de ratas. Lo aceptó sin dudarlo. Ese fue el comienzo de la historia de Enrique Kogan en tierras norteamericanas.

El intenso movimiento turístico de Miami fue la situación ideal para empezar a ganar dinero llevando a grupos de visitantes a hacer distintas actividades. A un argentino con «chamuyo» no le puede ir mal en ese contexto. Pero le iba tan bien que generó el recelo de la gente del lugar hasta que lo denunciaron en Migraciones. Para no tener más problemas tuvo que casarse con la primera mujer que se cruzó en el camino, según él mismo reconoce.

Como amante del mundo de los autos se metió de lleno en la industria y con la plata que juntó organizó en 1988 su primer auto show. También fundó «Automundo», la primera revista de autos en español en Estados Unidos y empezó a escribir como colaborador para publicaciones especializadas. Avanzando en su carrera en los medios se convirtió en director de las revistas «Conexión Argentina» y «Ritmo de la Noche».

Pero en 1998 su vida dio un vuelco tras una charla informal en una reunión social que se hizo en el Consulado Argentino en Miami. Casi sin darse cuenta lanzó un comentario: «Acá no hay nadie que haga un evento grande para argentinos». Y el cónsul le contestó: «Si usted lo hace, lo apoyamos». Kogan tenía algo de experiencia para organizar encuentros, pero el impulso lo llevó a pensar en algo bien grande.

«Me fui a alquilar el Bayfront Park, uno de los cinco mejores lugares de Estados Unidos. Sabía de publicidad y de cómo llegar a los medios. Me acuerdo que sacamos una página entera en el Miami Herald», recordó con entusiasmo aquel anuncio que presagiaba algo importante. Pero la realidad es que su mayor capital para encarar este desafío eran sus ganas. Tenía que conseguir sponsors y contratar a los artistas, pero en concreto no tenía nada.

En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo de Radio Brisas, Enrique Kogan detalló en un relato apasionante cómo puso en marcha la arriesgada locura de montar un festival de música para convocar a miles de argentinos de una comunidad que por aquellos años parecía bastante desunida.

«Conseguí a Los Pericos, Memphis, Ratones Paranoicos y algo de folklore. La noche anterior me llama el consul preocupado para decirme que desde la Sociedad Argentina le habían dicho que no iba a ir nadie. Me dijo que iba a ser una vergüenza y que iban a ir 300 personas. Había conseguido que Quilmes me diera un monto, pero como supuestamente no iba a ir nadie me bajaron a la mitad. No había ningún patrocinador. Solo una gente que recién empezaba que vendía chorizos que se llamaba Mr. Tango.  A Havanna le tuve que dar el stand gratis porque no querían poner un peso», rememoró.

Con ese panorama desolador se acercaba la hora del show y la tensa espera de la llegada del público. «Llego a la puerta de acceso y veo más de 500 argentinos con banderas, camisetas de River, de Boca, de Argentina… La gente enloquecida en la puerta. No lo podía creer. Me puse a llorar. A las seis de la tarde ya había 10.000 personas. Hasta hoy que lo cuento me emociona», reconoció.

Y agregó: «El que vendía chorizos no sabía qué hacer con tanta plata, el de los alfajores vendió todo. Ese año perdí plata porque tuve que dar muchas cosas gratis, tuve que pagarle a los artistas más de lo que pensaba y tuve que vender un departamento para pagar las cuentas». Pero más allá de la movilizante experiencia de la primera vez, Kogan siguió adelante con su idea y el proyecto fue creciendo. De hecho, en la tercer edición del Festival la convocatoria se amplió a 15.000 personas con artistas como Charly García, Los Piojos, Los Nocheros, La Mosca y Alejandro Lerner. «Era tan impresionante que uno de los periódicos de Miami lo declaró el Mejor Festival Latino de la historia», afirmó orgulloso.

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