¿Es la dolarización una salida válida a la crisis recurrente?

No son pocos los que frente a la pérdida del valor de la moneda insisten en la dolarización como forma de parar las crisis recurrentes y las devaluaciones. Las experiencias y sus resultados en aquellos países que se atrevieron a intentarlo.

 

Los tres países latinoamericanos oficialmente dolarizados, Ecuador, El Salvador y Panamá, tomaron esa ruta en contextos muy diferentes.

Aunque muchas veces se ha presentado la dolarización como la fórmula mágica para poner fin a todos los males de una economía en crisis, lo cierto es que los economistas reconocen que tiene ventajas y desventajas.

Y que no es la «gran receta» para salvar a todos los países en crisis.

«Con dolarización puedes tener un crecimiento mediocre o un crecimiento fenomenal, porque la dolarización no es el único factor que lo determina. No es una panacea», le dice a BBC Mundo Gabriela Calderón, economista asociada del Instituto Cato, en Washington D.C.

En aquellos países donde la moneda local se ha devaluado y la inflación ha subido a niveles difíciles de controlar, la adopción del dólar suena a estabilidad, principalmente porque es la divisa de referencia internacional y el refugio de los inversores cuando llega una crisis.

Pero en el largo plazo puede tener efectos negativos, como explica en diálogo con BBC Mundo el economista Pablo Dávalos, director del centro de estudios Foro de Economía Alternativa y Heterodoxa de Ecuador y profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar.

«La dolarización ha provocado estabilidad monetaria, pero con un costo social gigantesco».

¿Por qué sigue siendo tan popular la dolarización entre los ecuatorianos? (y cuál es su lado oscuro)
Aunque son tres las economías dolarizadas de manera oficial, países como Venezuela y Argentina han transitado por un proceso que se conoce como «dolarización espontánea», donde el billete verde es, en la práctica, mucho más confiable y apreciado por la población que la moneda local.

Ventajas

Una de las ventajas más citadas por los economistas es que la dolarización le ha permitido a los tres países, especialmente a Ecuador y El Salvador, evitar el riesgo de una devaluación profunda y repentina, un fantasma que por décadas ha perseguido a las economías de la región.

«La dolarización provocó un efecto de estabilidad de precios y redujo los costos de las transacciones internacionales», explica Dávalos.

Al principio la medida generó resistencia. En el caso de Ecuador, generó una ola de protestas y profundizó aún más la crisis política que había en el país.

Pero con el paso de los años se transformó en una decisión muy popular que hasta el día de hoy cuenta con la aprobación mayoritaria de la población, incluso a pesar de que la economía está en serios problemas.

Inflación en Ecuador

Los más críticos suelen poner a Ecuador como un ejemplo del fracaso de la dolarización, pero la economista Gabriela Calderón, asegura que la causa de la crisis es un déficit fiscal cercano a los US$8.000 millones, que nada tiene que ver con el tipo de moneda que utiliza el país.

«A pesar de tener una de las contracciones económicas más grandes de la región, no tenemos inflación, ni corridas bancarias, ni fuga de capitales», apunta, agregando que el sistema financiero está en una situación relativamente estable pese a la crisis.

El riesgo de tener moneda propia es que, en aquellos países donde las instituciones son débiles y no está clara la separación de poderes, explica, los gobiernos terminan presionando a los bancos centrales para que impriman más billetes y eso hunde a la moneda local.

«Si Ecuador no hubiera dolarizado estaría más mal», asegura Calderón, porque el dólar ha sido un ancla que evita la inflación y protege los ahorros de las personas.

Desventajas

Un ancla que si bien controló la inflación y generó estabilidad de precios, provocó una serie de efectos negativos, sostiene Pablo Dávalos, tanto en Ecuador como en El Salvador.

La dolarización, dice, distorsionó los sistemas de precios internos, haciendo que los países se volvieran más caros para su propia gente.

Uno de los efectos más negativos que tuvo la dolarización fue la destrucción de la industria local y -por lo tanto- la generación de empleo, dice el economista Pablo Dávalos.

Al ocurrir este fenómeno, algunos bienes de consumo se volvieron inaccesibles para la mayor parte de la sociedad y la desigualdad, que era un problema estructural de ambos países, terminó consolidándose.

Desde otra perspectiva, uno de los efectos más negativos que tuvo la dolarización fue la destrucción de la industria local y -por lo tanto- la generación de empleo.

«Los países dolarizados se convirtieron en economías importadoras de productos», explica, básicamente porque se desindustrializaron.