EVITAR UN BOCHORNO MUNDIAL

Quien se ha encaprichado como una niña mal criada y neurótica es nada menos que la presidente de lo argentinos. A horas de la asunción una insólita «Reina Sol» arriesga un papelón mundial.

Las actitudes delirantes de Cristina no tienen en realidad andamiento alguno. Nada de lo que haga a partir del triunfo electoral de Mauricio Macri tiene importancia alguna y todas sus perversas decisiones para entorpecer al próximo gobierno pueden y van a ser derogadas apenas asuma el nuevo titular del Ejecutivo.

Nadie en sus cabales, en los tres poderes de la república, está dispuesto a mantener la vigencia de tanto disparate y pararse frente a la ciudadanía como responsable de un fracaso anticipado del proceso que se inicia el próximo día 10.

Y nadie, además, quiere tirarse a la espalda un enemigo que, según dicen quienes lo conoce, es tan frío para reaccionar ante las provocaciones de Cristina como para tomar venganza de quienes se animan a enfrentarlo con escándalo.

Maradona y Riquelme, dos de los máximos hinchas de Boca que supieron ningunear a Macri, están hoy poco menos que proscritos en el club. Ellos -acostumbrados al besamanos de todo el mundo- saben ahora que con don Mauricio no corren ni «cartoneros» ni «Topos Gigios».

Y tampoco tendría importancia todo este escandalete acerca del lugar en el que se entregará la banda y el bastón, si no fuera por el hecho de que los ojos del mundo estarán posados sobre la Argentina y seguramente la prensa mundial se regodeará con este Macondo lugareño en el que pretende convertirnos la encaprichada dama.

Sería bueno que las horas que faltan sirvan para la reflexión; y si así no ocurre habrá que analizar seriamente la posibilidad de ignorar a la presidente saliente, concentrarnos en la etapa nueva que se inicia y disponer una ceremonia austera pero seria que rescate el valor republicano.

Para demostrar, entre muchas otras cosas, que en el país comienza una nueva etapa más seria e institucional que deje en el olvido el escándalo permanente y transite un tiempo de serenidad y cordura.

Algo que a todos nos hace falta.