Francisco no va a decir lo que el mundo espera que diga

RedacciónMientras se discute su creciente injerencia en la política argentina el Papa insiste en su negativa a condenar la invasión a Ucrania o al menos reconocerla como una decisión de Putin.

 

«El mundo está en guerra», lamentó este Viernes Santo el Papa Francisco pocas horas antes de presidir el Vía Crucis nocturno en el Coliseo romano, en el que cargarán la cruz dos mujeres de Ucrania y Rusia como mensaje de reconciliación a los dos países en guerra.

Una vez más el jefe de los católicos insistió en difuminar los hechos que ocurren en Ucrania en un estado bélico general que sería, a su juicio. parte de un todo en el que las responsabilidades son compartidas.

«En este momento, en Europa, esta guerra nos golpea mucho. Pero miremos un poco más allá. El mundo está en guerra. Siria, Yemen, y luego piensa en los rohingya, expulsados, sin patria. En todas partes hay guerra», aseguró el pontífice argentino en una entrevista a la cadena pública de la televisión italiana RAI.

Al sostener su teoría el Papa cree encontrar un buen pretexto para ni siquiera aceptar que lo que ocurre entre Rusia y Ucrania, aún en un contexto parecido a lo que él define como una guerra global, se dispara desde una decisión unilateral de Vladimir Putin: para Francisco el líder ruso se habría visto arrastrado por una realidad preexistente a la que no pudo negarse.

«Yo entiendo a los gobernantes que compran armas, los entiendo. No los justifico, pero los entiendo. Porque tenemos que defendernos, porque responde al esquema cainista de la guerra», añadió en lo que seguramente será uno de los tramos más criticados de su exposición.

Lo cierto es que Francisco no va a decir lo que el mundo espera escuchar del jefe de la Iglesia Católica y ya nadie duda en ubicar al pontífice -y lamentablemente al propio Vaticano- entre los gobiernos del mundo que se niegan a condenar los crímenes de guerra y la propia invasión.

Claro que en este caso la connotación supera largamente la cuestión geopolítica…aunque Bergoglio pareciera no llegar a entenderlo en toda su magnitud.