El Papa nombró a 20 prelados de cinco continentes e hizo foco en las actitudes que deben abrazar los hombres de bien: «Que vean siempre en nosotros la firme denuncia de la injusticia».
«El que está llamado al servicio de gobierno en la Iglesia debe tener un fuerte sentido de la justicia, de modo que no acepte ninguna injusticia, ni siquiera la que podría ser beneficiosa para él o para la Iglesia», expresó Francisco en el discurso que le dio marco al nombramiento de 20 nuevos miembros del Colegio Cardenalicio.
El Papa ofreció un contundente mensaje de amor a sus nuevos prelados, pidiéndoles que dejen a un lado su orgullo, celos, intereses propios e ira ya que esos pecados son «inaceptables para un hombre de la iglesia». En su lugar, el pontífice les pidió que ejerciten la caridad, la bondad y la justicia perfectas, dispuestos a confiar y perdonar.
Francisco dio sus consejos durante el sábado una ceremonia para elevar a los nuevos «príncipes de la iglesia» al club de los eclesiásticos tocados con sombrero rojo que, llegado el momento, elegirán al sucesor del argentino.
Ante la presencia de Benedicto XVI, el papa nombró a los nuevos cardenales, entre ellos cinco latinoamericanos (incluido un argentino, el arzobispo emérito de Tucumán, monseñor Luis Héctor Villalba), en un solemne consistorio celebrado en la basílica de San Pedro.
