Francisco recordó hoy la celebración del Bicentenario de la independencia de Hispanoamérica, que dijo nació de «la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados».
El papa celebró hoy una misa multitudinaria en el parque del Bicentenario, un antiguo aeropuerto de la capital ecuatoriana, y el nombre del lugar le sirvió para recordar «el grito de Independencia de Hispanoamérica».
«Ese fue un grito, nacido de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados», agregó ante los cerca de un millón de personas que se congregaron allí.
Francisco, que dedicó su homilía a la evangelización para unir a los pueblos, aseguró que «a aquel grito de libertad prorrumpido hace poco más de 200 años no le faltó convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que solo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos».
Para el papa, entonces hubo «afán de liderazgos únicos» y «falta de comprensión de otros procesos libertarios con características distintas, pero no por eso antagónicas».
Y por ello, aseveró que «la evangelización puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías».
Para el papa, quien citó en varios momentos pasajes de su exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (la alegría del Evangelio), «es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica».
«Nuestro grito, añadió, en este lugar que recuerda aquel primero de libertad, actualiza el de San Pablo: ¡Ay de mí si no evangelizo!».
Y destacó cómo la misión de la Iglesia de la evangelización «es tan urgente y apremiante como el de aquellos deseos de independencia. Tiene una similar fascinación, el mismo fuego que atrae».
«Evangelizar, esa es nuestra revolución»
«Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución, porque nuestra fe siempre es revolucionaria, ese es nuestro más profundo y constante grito», dijo Francisco ante cientos de miles de personas en la capital ecuatoriana.
El papa, quien hoy vistió una casulla con bordados típicos locales, propuso la evangelización como unidad ante un mundo «lacerado por las guerras y la violencia».
Miles de fieles lo esperaron hoy en el parque Bicentenario, de Quito, luego de pernoctar en el lugar pese al intenso frío de la noche, acompañada de lluvia.
Francisco abandonó la sede de la Nunciatura pasadas las 08.00 horas locales (13.00 GMT). En su recorrido hacia el parque Bicentenario, en el centro norte de Quito, donde antes funcionaba el aeropuerto internacional de la ciudad, fue vitoreado por cientos de personas.
La visita del papa a Ecuador terminará mañana, miércoles, cuando luego de visitar un hogar de ancianos y el santuario de El Quinche se dirija a Bolivia, su segunda parada en la gira latinoamericana.