Redacción – Guillermo Montenegro se para al lado de cuanto funcionario nacional o provincial pasa por aquí. A cambio de su «efecto plotter» recibe apoyos para insertarse en una ciudad que le es extraña.
Patricia Bullrich estuvo en Mar del Plata cumpliendo con la ya obvia estrategia de campaña: parar a su vera a Guillermo Montenegro y elogiarlo como si él dependiese el futuro de la ciudad. Aunque todos sepamos que solo es un pretexto para imponer a un candidato extrapolado, anodino y al que el gobierno pretende imponer como un interventor a este distrito siempre díscolo y dispuesto a la autonomía.

Montenegro «bañero» en playas públicas
La ministro no escatimó esfuerzos publicitarios y le brindó su apoyo para las elecciones de este año. “Mar del Plata es una ciudad en la que apostamos muchísimo desde Cambiemos y creemos muy importante que siga teniendo la posibilidad de contar con alguien que conoce mucho el tema de gestión, ha sido ministro, ha sido parte de la Justicia y que es una representación muy fuerte de nuestra política”, deslizó. A su lado Montenegro ponía cara de haber escrito la «Zamba de amor y mar» mientras nadaba heroicamente en búsqueda de la herencia de Alfonsina.
La costumbre de estar siempre ubicado en lugares que no le son propios parece ser una constante en la vida del personaje. Siendo ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, generó polémica con la publicación de un tuit en la red social en la que aparecía una imagen de él jugando «un picadito» en la cancha de Boca, al mismo tiempo que los hinchas de ese club destrozaban la zona del Obelisco en el «festejo» del Día del Hincha boquense. Las disculpas fueron inmediatas pero insuficientes; aquella gaffe fue considerada un verdadero papelón y su imagen quedó seriamente dañada.
Y así como aquí el hombre se caracteriza por aparecer como si perteneciese desde siempre, en San Isidro todavía recuerdan entre risas y críticas su sobreactuación cuando, siendo candidato a intendente por aquel municipio, repetía transido de emoción lo mismo que ahora suele decir para definir su relación con Mar del Plata:«este es mi lugar en el mundo»

Mientras Montenegro jugaba en la Bombonera los hinchas de Boca destruían Buenos Aires
Algo así como un personaje urbi et orbe….
Como un funcionario inquieto e inagotable Guillermo Montenegro inaugura playas, supervisa las obras del gasoducto de la costa, pasa revista a la policía, imparte instrucciones a las fuerzas federales asentadas en la ciudad, inaugura la Comisaría de la Mujer en Sierra de los Padres, visita la Feria Conectar Trabajo fiscalizando sus resultados, acompaña decomisos ordenados por la justicia a instancia del Ministerio de Seguridad, recorre frigoríficos, recibe protocolarmente a la vice presidente Gabriela Michetti colocándose en un plano de igualdad con el intendente de la ciudad, inaugura frecuencias de vuelo con Guillermo Dietrich o transita la ciudad con Rogelio Frigerio, controla actividades del PAMI y se para como un plotter oficial en cuanto acto y junto a cuanta figura del gobierno nacional o provincial llegue a nuestra ciudad.
Nunca en una función específica que no sea la de sonreír y salir en la foto de ocasión.

Montenegro inaugura la Comisaría de la Mujer
Eso si…cuando se pide su intervención para resolver alguna cuestión que depende de esas jurisdicciones y que genera conflicto social que debe afrontar injustamente el municipio, el hombre mira para el costado y se va silbando bajito.
En estos tiempos de márketing y de imagen Guillermo Montenegro ha resuelto que el camino hacia el objetivo de gobernar su nuevo lugar en el mundo es pararse con cara de «Feliz Cumpleaños» junto a los principales referentes de Cambiemos, hacer como que es parte fundamental de un proyecto y repetir, de vez en cuando, algunas frases hechas acerca de lo maravilloso que seá el destino de los marplatenses y batanenses si la taba cae al fin de su lado.
Casi como un plotter publicitario, de esos que se colocan para vender las bondades de un producto y convencer a la gente.

«Le pertenezco»: Montenegro pegado a María Eugenia Vidal

Montenegro «Bob el constructor» supervisa el gasoducto

Pasando revista a fuerzas policiales

Montenegro impartiendo instrucciones a fuerzas federales

Montenegro anunciando vuelos con el ministro Dietrich

Montenegro recibiendo a la vicepresidente Michetti

Montenegro supervisando la feria Conectar Trabajo

Ni los afiliados del PAMI se salvaron del control de Montenegro