Imponente cacerolazó acompañó una cadena nacional de Dilma

La crisis en Brasil parece incontenible. Anoche la presidente recibió un histórico repudio mientras hablaba por cadena nacional. En todo el país sonaron las cacerolas y hay preocupación oficial.

Mientras brindaba una cadena nacional para pedir tranquilidad, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue repudiada por miles de brasileños que salieron a las calles a manifestar su descontento.
Acompañados por el rechinar de sus cacerolas, la gente salió a la calle en rechazo de las palabras de la mandataria en por lo menos doce capitales de los 26 estados del país: San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Vitória, Curitiba, Porto Alegre, Goiania, Belém, Recife, Maceió y Fortaleza.
En esos lugares la voz de Dilma en los televisores era interrumpida por silbidos, gritos en contra de la mandataria y el ruido de las cacerolas, mientras la gente prendía y apagaba las luces de sus departamentos y casas.

El descontento popular ocurrió como un anticipo de la marcha convocada para el próximo 15 de marzo en la que van a pedir por el impeachment a la presidenta, que inició su segundo mandato el pasado 1° de enero.
Dos días antes, el próximo viernes, los sindicatos y movimientos sociales afines al Gobierno convocaron otras marchas similares «en defensa de los derechos de la clase trabajadora, de Petrobras, de la democracia y de la reforma política».
Este lunes el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) acusó a la oposición de «orquestar» los cacerolazos, que se produjeron principalmente en barrios de clase media y alta de las doce capitales regionales.
El vicepresidente del PT, Alberto Cantalice, afirmó en un comunicado que las protestas respondieron a «una orquestación con sesgo golpista que parte principalmente de los sectores de la burguesía y de la clase media alta».

Según el PT, las protestas fueron organizadas y «financiadas» por partidos de la oposición y «fracasaron», puesto que no se generalizaron «y no repercutieron en las áreas populares».
En su mensaje a la Nación, Rousseff pidió a los brasileños comprensión y «paciencia» por las medidas de austeridad que el Gobierno está adoptando para reflotar la economía, contener la inflación y corregir el déficit récord en las cuentas púbicas.