Sin cuarentenas, con actividad plena y con 130 millones de personas compartiendo un territorio igual a la provincia de Buenos Aires el país asiático muestra los resultados más sorprendentes del mundo.
Japón, ocho meses después de registrar sus primeros casos por coronavirus, está logrando volver poco a poco a la normalidad, un caso algo inusual ya que el país no ha impuesto confinamientos obligatorios, multas o cuarentenas a lo largo de la pandemia.
Además, las escuelas, bares y restaurantes de Japón están abiertos. Y no solo eso, sino que el gobierno japonés ha lanzado diversas campañas para incentivar la economía y animar a la población a viajar dentro del país o salir a comer fuera. Según ellos, su único secreto ha sido aprender a convivir con el virus.
El país asegura que es el «acercamiento único» al virus lo que les ha ayudado a mantener la economía del país. No luchar contra el virus, sino «aprender a vivir con él». Con esto, Japón espera servir como ejemplo para el resto de países, y especialmente para Europa, donde la segunda ola amenaza con fuerza.
El total acumulado de infecciones confirmadas en Japón con el nuevo coronavirus superó los 90,000 el domingo, según un recuento basado en datos publicados por las autoridades. Argentina, con un territorio 10 veces superior y la tercera parte de la población, tiene a la fecha 894.206 casos confirmados.
Unos 437 casos recientemente reportados elevaron el número total de contagios a 90,099, incluidos unos 700 casos del Diamond Princess, un crucero que fue puesto en cuarentena en Yokohama, cerca de Tokio, en febrero. El número de muertos ascendió a 1,643 mientras que aquí suman 23.868 los fallecidos registrados oficialmente a nivel nacional
El número medio de casos nuevos diarios en Japón se situó en 175.9 en el último período de siete días mientras en Argentina se mantiene en 15.000.
¿Cómo puede un país con un territorio igual al de la provincia de Buenos Aires, cuatro veces la población de la Argentina, que desde el comienzo de la pandemia no solo no tuvo cuarentena ni aislamiento alguno y cuyo gobierno alentó con campañas públicas a la población para que continuara con su vida normal, conseguir estos datos que lo sitúan a la cabeza de las naciones de la tierra?.
Sencillamente por la disciplina social. Que no nace con la crisis sanitaria sino que proviene de un país en el que educación, el respeto a las normas comunes y el sentido del éxito a través del esfuerzo compartido es una realidad desde el fondo de su historia.
Gobernantes que deben rendir cuentas ante la sociedad, responsabilidad empresaria, respeto a los derechos de los trabajadores, veneración a la historia y cultura del país, criterio de lo urgente y lo importante, una mirada hacia el futuro sin retorcerse en el lodo del pasado -que también, como en toda sociedad, existe- y un acendrado criterio del «otro», que no requiere de demagogia, lucha de clases o pérdida del concepto del mérito, son las respuestas suficientes para hacer obvio, esperable y lógico el resultado obtenido.
Quien quiera entender…que entienda.