Jimena Ruiz Echazú, una artista argentina en Madrid que brilla con luz propia

La actriz y cantante porteña Jimena Ruiz Echazú entretiene a los más chicos con su proyecto infantil «Emma y Oliverio» junto a su marido Ismael Serrano desde casa en cuarentena.

En tiempos de distaciamiento social se valora como algo esencial la intención de los artistas de llevar un instante de alegría a sus seguidores. En ese sentido está comprometida la argentina Jimena Ruiz Echazú que se anima a aportar algunas pinceladas de su espectáculo para niños a través de las redes sociales.

Pero Jimena no solo está acompañada de sus personajes. Su marido, el reconocido cantautor madrileño Ismael Serrano, también es parte de los juegos y las canciones para los más chicos que se comparten en el canal de Youtube «Emma y Oliverio». El consolidado matrimonio argentino-español, junto a su pequeña hija «argeñola», encuentran desde casa una manera creativa de estar cerca del público que los acompaña.

En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo de Radio Brisas de Mar del Plata, Jimena Ruiz Echazú habló de su recorrido como artista, su compromiso con el público infantil y su historia de amor con Ismael Serrano.

– ¿Cómo vivís en estos momentos tan especiales la posibilidad de conectarte online con los más chiquitos?

– Es muy lindo porque lo que tiene de maravilloso hacer contenidos artisticos para chicos es que tenés un feed back precioso. Durante este confinamiento me agradecen mucho los directos que hacemos con cuentos o los conciertos que hacemos con Ismael, pero la compañía es mucho más palpable para nosotros porque sentimos que de repente se nos meten miles de personas en nuestra casa y siento que yo tengo que agradecer a la gente que viene a merendar conmigo. Es muy bonito lo que se genera.

– Debe ser todo un desafío para los artistas mostrar algo desde la intimidad de casa y exponerse a que la gente los vea tal cual son…

– Ismael es lo que es. Tanto sus letras como su mensaje político y social lo muestran, como persona y como artista, como un tipo súper transparente. Lo que se generó con este proyecto infantil en común es una complicidad de años de matrimonio y de trabajar juntos que fluye muchísimo. Le da rienda suelta a sus payasadas… Y no es una postura. Es prender la cámara, jugar y disfrutar con la gente.  Siempre fue un proyecto muy honesto en cuanto al mensaje. El desafío es más desde lo técnico. Pero se hace con ilusión pensando que podemos aliviarle a la gente estos días que estamos pasando.

– Imagino que es una gran inspiración la hija que tienen que habrá sido la primera en convertirse en público…

– Desde luego. Empecé mi carrera haciendo espectáculos infantiles para distintas edades y después se dio de hacer otras cosas para adultos como novelas o películas. Pero a partir de mi maternidad fue muy claro por donde necesitaba volver. Mi primer contacto con el público infantil fue por un proyecto en el que me contrataron y aprendí un montón. Pero esta vez surgió como una necesidad como artista de decir cosas a un público determinado. Tengo un romance muy fuerte con el público infantil para toda la vida. Pensamos como padres qué estaba faltando en la escena cultural y teatral española y vimos que había como un hueco. Encontamos nuestro lugar. Todo lo que veíamos en Lila, nuestra hija, a medida que iba creciendo, lo pudimos plasmar en distintas etapas en los espectáulos y discos que hemos hecho. Y es muy emocionante porque formás parte de la historia familiar de mucha gente. Eso me vuela mucho la cabeza.

– ¿Soñabas con trabajar en el exterior o mudarte a España?

–  Fui muy bichito viajero desde adolescente. Viví un tiempo en Inglaterra y viajé bastante. Ya de más grande mis viajes estuvieron orientados a las grandes mecas teatrales. Me metía de lunes a domingo a ver teatro y si podía meter tres obras de teatro en un día las veía. La vida me fue llevando a diferentes proyectos. España nunca había estado en los planes y de repente aquí estoy encantada de la vida. Fue un proceso tan natural que nunca tuve dudas existenciales o se me presentó una disyuntiva. Mi vida personal me trajo hasta acá y fue un paso natural que se dio. Al día de hoy lo sigo eligiendo.

– Sos argentina pero si querés podés sonar muy española…

– Yo soy una convencida de que hablo argentino y que todo el mundo se da cuenta de que soy argentina. Y se me ríen en la cara.  Yo pensé que mi hija hablaba como argentina pero cuando fuimos a Buenos Aires se encontró con su prima de la misma edad y cuando la escuché hablar en ese porteño tan supermercado me volví loca porque no tenía nada que ver a como habla mi hija. Cuando llegué a España tuve un coach para manejar el acento español por razones de trabajo pero creo que nunca lo logré.  Yo no quiero cambiar mi identidad argentina. Estoy muy orgullosa de ser argentina. Pero también uno se va mimetizando. Si estoy cotorreando con mis amigas, me pongo más española sin perder el acento argentino.

– ¿Cómo te recibieron como artista argentina en España? 

– Acá los actores argentinos gustan mucho. Tenemos un handicap muy alto. Se lo debemos mayormente a Darín y a otros artistas que han venido. Al principio hice teatro que no estaba relacionado con el público infantil ni con Ismael y ser argentina me jugó a favor. También me pasó lo otro. Un representante español me pidió que me quitara el acento para ir a castings. Pero en general la acogida fue muy buena. Los productos argentinos gustan mucho.  Y después, ofrecer un proyecto con el nombre de Ismael es un aval muy grande.  Tuvimos el apoyo de teatros muy reputados y nos fue muy bien.

– ¿Cómo llegaste desde Argentina a entrar en el mundo artistico de Ismael Serrano?

– Con Ismael nos conocimos escribiendo un guión de una película que se llama «Luna en leo». En ese momento mis gustos musicales iban por otro lado. Sabía de su trayectoria y lo conocía. Tenés que vivir en un gran tupper para no conocer la música de Ismael porque es maravillosa. Pero nunca lo había visto en vivo. No sonaban sus discos en mi casa.  A partir de trabajar con él me fui metiendo en su mundo, en sus discos, en su mensaje musical. Ahí empecé a ser más fan de quien terminó siendo mi marido. Primero conocí a la persona más que al artista y nos hicimos súper amigos. Cuando se generó esta amistad tan bonita me invitó a uno de sus conciertos en el Gran Rex de Buenos Aires. Y de repente me encontré en un teatro enorme a reventar con un montón de gente que mataba por él y con un despliegue musical increíble. Y sentí un orgullo tan enorme por quien en ese momento era mi amigo que fue tan emocioante que me puse a llorar. Fue muy impactante empezar a tener contacto con esa parte de la persona que tenía conmigo una amistad. Y después nunca más me perdí un concierto gritando por mis canciones favoritas y disfrutando como la que más del talento que tiene Ismael.

– Esa conexión entre ustedes se dio de manera personal y artística entre pares…

– Está bueno porque cada uno le abrió al otro las puertas de su rubro dentro del arte con un lenguaje en común. Le abrí la puerta para salir a jugar al escenario y él hizo lo mismo con la música con una gran generosidad. Le pone su sello a mis discos y yo he aprendido mucho de él y de nuestro director musical, Jacob Sureda. Fue un proceso creativo colectivo muy bonito de mucha colaboración y de mucho cariño.  Los tres trabajamos con  mucho respeto.

– ¿Cómo te trataron en Argentina cuando viniste con tu espectáculo junto a Ismael Serrano?

– Increíble. Fuimos con nuestra valijita, con nuestro ratón Oliverio y de repente nos empezó a llegar la prensa más importante del país, nos llenaron de premios y de nominaciones. Nos fue increíble. También para mi fue precioso compartir este proyecto con mi familia, mis primos y mis hermanos que llevaron a sus peques a la platea. Fue precioso volver a tu lugar y que te vea tu gente.

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