Kicillof al gobierno y Máximo al poder. ¿Scioli?.. no pasa naranja

Máximo Kirchner resolvió que ya era tiempo de que los caciques del conurbano supiesen quien manda en el kirchnerismo. Y vaya si lo logró…

El viernes de la semana pasada, Máximo Kirchner organizó un asado en la residencia de Olivos, que tuvo como invitados principales a tres intendentes emblemáticos del PJ en la Tercera Sección Electoral: Fernando Espinoza (La Matanza), Hugo Curto (Tres de Febrero) y Jorge Ferraresi (Avellaneda). Entre los dueños de casa estaban Andrés Cuervo Larroque y José Ottavis.

Máximo llevó la voz cantante en nombre de su madre y expuso su seguridad de que el Frente para la Victoria se impondrá el año que viene en primera vuelta sin necesidad de arriesgarse a un peligrosísimo ballotage donde la masa de votantes independientes podría volcarse hacia Mauricio Macri o Sergio Massa.

Pero sorpresivamente, el primogénito atacó de frente y les dijo: “el candidato a vicepresidente va a ser Axel. Esto ya está decidido”.

Luego expuso que Kicillof iba a salir airoso de la actual crisis económica, que acordaría con los holdouts en Nueva York y que abriría el financiamiento externo, produciendo un veranito del consumo que le daría al gobierno el 40 por ciento necesario para evitar la segunda vuelta. La larga perorata de Máximo no era casual, porque sorpresivamente apareció en el quincho Kicillof, quien se puso a hablar como futuro vicepresidente, señalando que su rol iba a ser asegurarle a CFK la continuidad en el poder, asegurando que el cristinismo conserve el control de las gobernaciones y las intendencias.

Según asegura un testigo presencial, los caciques del conurbano se fueron del asado sumamente preocupados y con una seria duda: ¿Máximo estaba cumpliendo órdenes de su madre o la operación Kicillof es a dos puntas, es decir, intentado convencer también a la presidente?

Fuente: El Informador – Carlos Tórtora