Las autoridades de la UCR local se apresuraron a desmentir que ellas sean las responsables de los términos ofensivos vertidos por una supuesta Juventud Radical contra el concejal Héctor Rosso.
La UCR ha presumido a lo largo de su centenaria vida de ser un partido democrático. Y si es cierto aquello que sostenía Max Weber al decir que «yo soy lo que el otro percibe de mi», así debe ser.
Porque la gente ha ungido al radicalismo como representante de las libertades democráticas, aún olvidando la activa participación de muchos de sus dirigentes más encumbrados en varios de los golpes de estado que se dieron en la Argentina durante el siglo veinte.
Dentro de esa visión de organización democrática también es dable definir a los radicales como progresistas, modernos y defensores de una sociedad igualitaria y horizontal. A punto tal que parece impropio de sus propios postulados agredir a una persona por sus características personales, elección sexual o forma de ver la vida.
Cuando un partido entra en el juego del agravio discriminatorio se aleja de su propia historia pero también y sobre todo de la convicción democrática. Y esto es lo que lamentablemente ha pasado con la Juventud Radical en las últimas horas, cuando tal vez pretendiendo ser «chispeantes» se mostraron como la peor expresión del nazi-faccismo, el stalinismo y todos los grupos autoritarios que nunca supieron diferenciar entre lo público y lo privado de las personas.
El concejal Héctor Rosso tiene posturas públicas que como tales pueden ser discutidas y hasta discutibles. Pero las sostiene en público, a cara descubierta y en el ámbito de la gestión para la cual ha sido elegido que es el HCD.
Y es en ese ámbito público y sobre esas posturas que, en un sistema democrático, se supone deben discutirle sus ocasionales adversarios y aún enemigos, mal que nos duela que en civilización pueda aceptarse esta última categoría.
Los jóvenes de la UCR le deben una disculpa al agraviado pero sobre todo se la deben a su partido, a su historia y a la sociedad toda.
Reconocer un error no es en este caso una «achicada» sino por el contrario comprender, en esta etapa formativa de la vida, que si dejamos que se cumpla el adagio de que «el hombre público tira su honra a los perros» estaremos alimentando a los energúmenos que tanto han prostituido a la política nacional.
Algo impropio de la humildad de Yrigoyen, la sobriedad de Arturo Frondizi, la austeridad de Arturo Illía y la capacidad de superar agravios y diferencias de Ricardo Balbín.
Y bueno sería que recordaran aquel rezo laico de Raúl Alfonsín cuando en pleno apogeo de la frivolidad moral de los 90 le dijo a su partido que «si la gente cambió los radicales tenemos que prepararnos para perder cien elecciones, pero ni un principio».
La vieja historia y la nueva sociedad se lo van a agradecer.
LA DESMENTIDA DEL RADICALISMO
A raíz de la confusión originada en una serie twits agraviantes y discriminatorios generadas por perfiles no oficiales en redes sociales y correos electrónicos que se identifican como radicales, nos vemos en la obligación de aclarar que las únicas cuentas oficiales que se manejan desde el Comité Radical de General Pueyrredón son las siguientes:
– Correo Electrónico: presidenciaucrmdp@gmail.com ; Facebook: UCR Mar del Plata ; Twitter: @ComiteUCRMdP
En tanto que las cuentas oficiales de la Juventud Radical de General Pueyrredón son las siguientes:
– Correo Electrónico: jrmdpbatan@gmail.com; Facebook: jr.mardelplata@facebook.com; Twitter: @jrmdpbatan
Nuestro partido ha dado muestra a lo largo de su historia de su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos y los valores democráticos, evitando realizar cualquier tipo de trato discriminatorio originado en razones raza, color, sexo u orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, cuyo marco de actuación parte siempre de la tolerancia hacia el otro.
Entendemos que el debate político debe circunscribirse a discutir los problemas de nuestra ciudad y sus vecinos, mostrar las propuestas y programas, construyendo ciudadanía en cada acción partidaria.
Para finalizar no nos parece menor citar a Raúl Alfonsín cuando en su Convocatoria para una Nueva Convergencia Democrática dijera que “No hay sociedad democrática sin disenso; tampoco la hay sin reglas de juego compartidas; ni la hay sin participación. Pero no hay además ni disenso, ni reglas de juego, ni participación democrática sin no hay primero sujetos democráticos…». Que no quepan dudas que quienes formamos los cuerpos dirigenciales partidarios y nuestros militantes y afiliados son ante todo sujetos democráticas que debaten ideas.
Daniel Alberto Nuñez, Presidente Comité UCR Mar del Plata – Batan
Alejandro Arcamone, Presidente Juventud Radical