La cara positiva de la dolarización

(Por José Luis Cordeiro – El Universal) – Escribo desde Guayaquil, donde estoy dando una presentación en un foro internacional sobre el fortalecimiento de la dolarización en Ecuador, organizado por la Federación Interamericana Empresarial (fiepymes.com)

Precisamente hace 15 años publiqué mi libro llamado La segunda muerte de Sucre…y el renacer del Ecuador que sirvió de base intelectual para la dolarización que se inició el año 2000.

Hasta inicios del siglo XX la moneda ecuatoriana (primero llamada peso y luego sucre desde 1884) estuvo bajo el patrón oro y el patrón plata. El sucre nació a la paridad original de un sucre igual a un dólar estadounidense. Esa era la paridad inicial de todas las monedas hispanoamericanas ya que el propio dólar fue una copia del peso fuerte o duro español en 1792: cuando el Congreso de Estados Unidos de América (EUA), bajo el presidente George Washington, decretó la creación de una nueva moneda (el dólar) igual al peso.

 

En 1925 se creó el Banco Central del Ecuador (BCE) y con él se inició el manejo político de la moneda ecuatoriana. Los primeros años del BCE no fueron tan malos y, entre 1925 y 1982, la moneda sólo fue devaluada hasta la paridad de 25 sucres por dólar. Sin embargo, entre 1982 e inicios del año 2000 el sucre pasó de 25 a 25.000 por dólar. Es decir, un cambio de 1.000 veces que, en términos matemáticos, corresponde a una devaluación del 100.000%.

 

Ante la acelerada devaluación del sucre a finales de 1999 e inicios del año 2000, el entonces Presidente Jamil Mahuad anunció la dolarización de la economía. Durante el escaso año y medio de la terrible presidencia de Mahuad, el sucre cayó de algo más de 5.000 hasta 25.000 sucres por dólar. El gobierno de Mahuad se encargó de destruir el sucre ecuatoriano: de devaluarlo, de matarlo, de aguarlo como un «mahuadito». Mahuad «asesinó» por segunda vez a Sucre y por eso fue derrocado, pero el dólar salvó a los ecuatorianos (y su dinero) de futuros políticos demagogos.

 

El sucre no era más que dinero estatal, billetes «falsos» entregados a los ciudadanos a cambio de sus verdaderos ahorros y de sus reservas internacionales. En 1925 el Banco Central confiscó todo el oro y la plata de los ecuatorianos para darles a cambio dinero de papel. Cuando el gobierno necesitaba más dinero, simplemente imprimía más. Así aumentaba continuamente el dinero inorgánico: cada vez había más dinero, pero el dinero valía cada vez menos. Antes de la dolarización, todos los ecuatorianos se volvieron millonarios, pero de millones que no valían nada.

 

La dolarización es la verdadera democratización y desestatización del dinero. Los ciudadanos vuelven a recobrar directamente el valor real de su dinero, de sus salarios y de sus ahorros. Los políticos ya no pueden «manejar» los dólares de la gente. La dolarización hace que el dinero de los ciudadanos sea verdaderamente suyo y no de los gobiernos. La dolarización le devuelve la soberanía monetaria a la gente y se la quita a los políticos corruptos que imprimen dinero falso. La dolarización impide que los políticos ecuatorianos devalúen el dinero de la gente: los dólares son privados (de los ciudadanos) y no públicos (como los antiguos sucres del Estado). La dolarización es la privatización del dinero: los dólares son de cada ciudadano privado y no del Estado