La columna de Dimas Pettineroli: «9J» tristón y rebelde

Pasó el 206° aniversario de la Declaración de la Independencia. Un 9 de julio distinto, en una Nación en crisis de gobierno y dramática situación socioeconómica.

Por Dimas Pettineroli

Por Dimas Pettineroli

A la mañana los escolares salvaron el día son sus lindos y emotivos actos escolares. En algunas ciudades hubo emotivos y aplaudidos desfiles cívico militares, en donde los Veteranos de Malvinas fueron los más aplaudidos.

La tarde fue bien distinta. Los argentinos salieron de a miles a “Defender la República” en las calles, como debe ser.

Autoconvocados, sin micros, sin choripán. Sin que nadie pase lista en uno de los gestos dictatoriales todavía tolerados y repugnantes vigentes en nuestra amada Patria.

Primero salió a la cancha la izquierda. En una presentación clásica. Y el mismo verso de siempre: NO AL FMI. Subvaloran a los ciudadanos, que no comen vidrio, y están hartos de que siempre el culpable esté lejos. Y no hagan la mínima de su autocritica comportamiento inexplicable en el Congreso.

El Presidente al mediodía leyó un discurso triste, de primaria, sin vida, con las mismas inexactitudes de siempre sobre índices incomprobables de crecimiento, desempleo, etc. Eso sí, que luego los medios de todo tipo repiten sin verificar otra fuente.

EL BANDERAZO

A media tarde fue el turno del Banderazo.

Un formato que instalo Luis Brandoni hace un tiempo y que mostro y ratifico muchas cosas.

Mar del Plata fue el ejemplo bonaerense.

Un reclamo que escuché por TN. Nítido, con madres llorando que quieren que sus hijos no se vayan del país y que “se genere un cambio de raíz”.

En Córdoba eran los jóvenes que le reclamaban al gobierno libere las importaciones de útiles de investigación y desarrollo: “No queremos irnos. Queremos ayudar al desarrollo del país. Pero Alberto y Cristina con sus medidas absurdas nos están echando”.

En Salta el canto era uno solo y multitudinario:
“Argentina … Argentina.
Argentina, sin Cristina».

Ese repudio a la Vice fue un coro nacional.

Escuché voceros de más de 80 años recordando no “haber vivido algo tan malo como esta gestión”.

En Santa Fe, Córdoba, Rosario, Mendoza, Bahía Blanca, la foto era parecida.
Al anochecer el broche fueron cientos de porteños queriendo entrar a la Rosada, muy fortificada con rejas.
¿A qué le temen?

Hoy vi mucha rabia por tanta injusticia y abuso de poder. Mucho rencor por la destrucción de nuestra enorme economía por peleas propias de un cabaret. La incertidumbre que derrota toda posibilidad de planear futuro, aunque sea inmediato.

La oposición seguramente capitalizará todas las esperanzas de una Patria remozada planteadas a lo largo y ancho de la Nación.
Son cuestiones sencillas.  Conocidas.

Me gustó sentir muchas declaraciones, de personas de todo tipo, diciendo “queremos que nos digan ya en qué consiste el cambio. Y cuánto tendremos que hacer para que se logre”.

Está claro: nadie cree que va a ser gratis. Todos tendremos que aportar voluntad, brazos, mente, convicción y solidaridad.

Yo estoy dispuesto…

¿Y Usted?

 

dimaspettineroli@hotmail.com