Los excesos verbales suelen tener un margen de tolerancia muy grande en el mundo de los políticos. Hay como un “vale todo” mal educado que infecta todo el sistema.
Además, ahora se ha puesto de moda que también los conductores de programas de Tele (con Viviana Canosa, Baby Etchecopar, a la cabeza) usen todo tipo de “malas palabras”, “puteadas”, etc., como NORMAL.
Y luego esto baja a los medios del interior.
Y para mal esto también se extendió a los políticos, especialmente los K.
En estos días procuró volver a los primeros planos y lo logró, Elisa Carrió.
Como carece de Partido importante, de soluciones, de equipo, etc., utiliza la vía del escándalo vomitando insultos, agravios, sospechas, etc., sin el menor soporte.
Está claro que la mayoría le TIENE MIEDO. Muy pocos se animan a pararle el carro. Patricia Bullrich fue la primera y la frenó en seco. Y a partir de ahí otros también dijeron sus críticas.
Sin embargo, los más afectados prefirieron “dar por terminado el tema” sin replicar o aclarar al menos las acusaciones de la jubilada diputada.
Por lo bajo decían “maldita lengua que la Carrió”.