¡NO HAY QUE TENER MIEDO!
Cada vez que Adrián Freijo me honra invitándome a participar de alguno de sus siempre exitosos emprendimientos periodísticos produce en mí una especie de rejuvenecimiento profesional porque la exigencia es muy alta. Asumo el reto arrancando con un tema sugerido por el mismísimo Papa Francisco. El miedo. Esos temores, a supuestos riesgos públicos, que paralizan y demoran las decisiones de la clase dirigente y de la propia oposición argentinas y coloca al conjunto de la comunidad en crisis existencial permanente.
El Papa Francisco nos dijo en estos días: “No tengan miedo, la vida es para jugarla, no es para guardarla. Jesús dice que el que cuida demasiado su vida termina perdiéndola. La vida es para darla. No tengan miedo: hay que apostar a cosas grandes y no a pequeñas cosas».
Y de esto se trata la gerencia pública. De pensar en grande. Trabajar en equipo con una solidaridad horizontal muy elevada para que lo que se planifique y ejecute sea inclusivo. Nadie debe quedar marginado porque se gobierna para todos.
Les pregunto: ¿su Intendente, su Gobernador, su Presidenta trabajan con esos criterios? Es decir usted tiene un centímetro sencillo para medir el futuro que se le viene (2016) en tanto ciudadano.
Y la pregunta dos: ¿si usted votó a alguno de esos conductores y hoy se siente decepcionado, volverá a votarlo a él o sus delegados?
Y la pregunta 3: ¿la oposición le despierta esperanzas de transformaciones positivas?
O tendrá miedo y caerá en la trampa que se instala desde las cumbres reeleccionistas con el clásico “más vale malo conocido que bueno por conocer…”
El marketing moderno de hoy (última década) desarrolla técnicas, cuando se trabaja para el gobierno, para instalar miedo. Generar en el votante un terror al cambio, sobre una concepción diabólica: Hacerlo reflexionar sobre estas dos opciones: el gobierno me da equis (planes, becas, subsidios, etc.), es poco. ¿Pero el opositor me dará equis o no me dará nada o me quitara algo? Obviamente la campaña mediática complementaria para el candidato del gobierno es destruir la confianza de su adversario para lograr que su cliente no cambie el voto y todo siga igual.
Y desde la oposición todos los días hay que trabajar para negar todo mérito de la obra del gobierno, asegurar que todo está errado, y que si siguen vendrá el fin del mundo.
Sin duda la víctima es el ciudadano. Totalmente indefenso ante batallas mediáticas colosales, basadas de miles de millones de pesos, con muy poco periodismo independiente (particularmente en Capital Federal, grandes medios gráficos, Tele y Radios, periodistas endiosados) y mensajes directos y subliminales peligrosísimos y muy interesados y sectorizados.
Son tiempos difíciles. De pensar con valentía. Sin miedo, porque como decía Mandela “todo parece imposible hasta que se hace”.