La Cumparsita cumple un siglo y Uruguay recuerda a su autor

Un siglo de vida del «himno de los tangos» es para festejar. Tabaré Vázquez envió un proyecto de ley para declarar el 2017 como «año de la celebración de La Cumparsita».

El proyecto incluye la integración de una comisión interinstitucional conformada por 20 miembros, tres de ellos del Ministerio de Educación y Cultura (uno de los cuales la presidirá), uno del Ministerio de Turismo, uno del Ministerio de Relaciones Exteriores, uno de Economía y Finanzas, cinco de la Asamblea General «pertenecientes a cada uno de los lemas representados», uno de la Anep, otro del Congreso de Intendentes, uno de la Intendencia de Montevideo y seis elegidos «entre personas de reconocida trayectoria y representatividad de la cultura nacional y de la comunidad tanguera», que serán designados por la Presidencia de la República.

Cada organismo comunicará la designación al Poder Ejecutivo, asignando también un alterno por cada uno de los integrantes de la Comisión del Centenario de La Cumparsita.

Este grupo tendrá como objetivo la planificación de las actividades culturales a nivel nacional e internacional para conmemorar el centenario de la máxima obra de Matos Rodríguez, que se encuentra inscripta en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco desde el año 2009.

 

El teclado de cartón.

«La Cumparsita la escribió un gurí de 20 años que se creía condenado a muerte, porque estaba enfermo y creía que tenía tuberculosis. Para mí, esa es la mejor explicación de por qué escribió algo tan intenso», explicó a El País Rosario Infantozzi, sobrina nieta del Gerardo Matos Rodríguez, cuando el «himno de los tangos» cumplió 95 años. El joven Gerardo («Becho» para los amigos) era hijo de Emiliano Matos, propietario de un cabaret que llevaba el poco original nombre de Moulin Rouge. Hacia 1916, su vida cambiaría para siempre: sin mayores herramientas musicales, ya había creado el tango más importante de la historia.

No sabía escribir música, pero su hermana sí. Y estaba tan enfermo que ni siquiera podía levantarse para ponerse al piano. Pintó entonces las teclas en un pedazo de cartón que apoyó sobre su falda en la cama y «tocó» silenciosamente las notas que su hermana —una joven como él— anotó en un frágil pentagrama. Pero las notas per se, en el papel y sin clave musical, no alcanzaban para definir una canción, por lo que el joven silbó la melodía para su hermana. «Ella se enojó muchísimo con él, porque en ese momento un tango no era algo que una chica de familia pudiera tocar. Y mucho menos escribir», comentó Infantozzi.

En 1917, La Cumparsita fue «oficialmente» presentada en sociedad. Ocurrió en el café La Giralda (foto) —ubicado en el sitio donde hoy se encuentra el Palacio Salvo— y fue ejecutada por el cuarteto que encabezaba un músico de vasta experiencia de la época: Roberto Firpo.