Daniela Cano tenía en mente irse del país, pero nunca se imaginó que aparecería una chance para ir al Golfo Pérsico. Llegó para trabajar como personal trainer y se adaptó rápido a las costumbres de Medio Oriente.
Trabajaba en Mar del Plata y esperaba una oportunidad para seguir creciendo como profesora de educación física. Sabía que dejar Argentina iba a ser la mejor opción para lograr su objetivo. De repente se abrió una puerta en España para trabajar de otra cosa y no le importó porque tenía claro que quería emigrar. Aquella chance se cayó y finalmente no se pudo dar, pero ella estaba tan convencida de provocar el cambio que renunció a su trabajo igual.
Después de un tiempo de incertidumbre, apareció una oferta concreta a través de un colega argentino en Kuwait que conoció en Instagram. Apenas se esbozó la propuesta, la aceptó inmediatamente y se puso en marcha para preparar los papeles necesarios para irse a trabajar como personal trainer a Medio Oriente.
En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo de Radio Brisas de Mar del Plata, Daniela Cano narró con detalles desde Kuwait cómo encaró la oportunidad que tanto deseó de poder trabajar en el exterior. «Llegué con mucho entusiasmo, con ganas de trabajar, pero primero vi cómo trabajan. Es como muy despacio al principio. Estaba acostumbrada a ir de acá para allá como profe. Acá empecé a observar cómo trabajan mis compañeros para dar las clases. Estoy super feliz por esta experiencia», comentó en la introducción.
La intención era salir al mundo y la opción se dio en un destino poco frecuente. En ese sentido, expresó: «Vine al lugar menos eperado por mí. Jamás me imaginé que iba a terminar en Medio Oriente. Me adapté enseguida. A lo bueno uno se adapta rápido. Este es un país donde hay seguridad. Si alguno me llega a tocar un pelo, lo meten preso. Pero no pasa. Me volvía sola desde el trabajo, una hora caminando para hacer ejercicio. En verano no porque acá llega a los 60 grados. Al trabajo me adapté enseguida. Pasé del papel y lápiz a trabajar con tablets. Diferente pero facil. Además de Leo que es argentino, tengo compañeros de España, Inglaterra, Sudáfrica y Lituania. El argentino se adapta. A veces nuestros compañeros se quejan por algo y nosotros pensamos que se ve que nunca estuvieron en Argentina».
Como en todo el mundo, Kuwait cambió su rutina por las medidas de prevención contra el avance del coronovirus. Por suerte, Daniela y su grupo de trabajo cuentan con todas las condiciones para pasar este momento de la mejor manera posible. «La cuarentena acá es muy buena. Mi último tiempo en Argentina fue bastante malo en lo económico pero la seguí remando hasta que me vine acá. Todos los entrenadores vivimos juntos en un mismo edificio pago por la empresa. Eso es una preocupación menos. Estamos muy cómodos, los departamentos son amplios, tenemos un gimnasio para poder seguir entrenando, hay una sala de estar y tenemos la pileta para tomar tomar sol y estar a la noche que está muy lindo. No me puedo quejar. Tengo techo, tengo comida y mis amigos de acá. Además tengo tres amigas kuwaitíes», contó con entusiasmo destacando que están aguantando con la yerba y el dulce de leche que quedan.
Feliz desde su nueva realidad, Daniela Cano recordó los motivos por los que estaba tan decidida a emigrar. «La idea de irme de Mar del Plata siempre estuvo latente. Llegó un momento en el que me sentía que ya no pertenecía, por más que ame a mi ciudad. Económicamente no me rendía y llegás a un momento en el que te cuesta crecer profesionalmente. Estaba trabajando en un lugar en el que ya no quería estar, no estaba cómoda. Pero seguía aguantando porque tenía que pagar un alquiler. Hasta venir acá a Kuwait me costó un montón», remarcó.
Y reflexionó sobre la determinación para buscar oportunidades: «Es cuestión de proponérselo y seguir y seguir hasta que te llega. Venía hace varios años buscándolo. Mentalmente lo venía pensando. La persona que me recomendó se jugó porque me dijo que vio mi trabajo, que le meto pilas y que tengo ganas. Algo fundamental para toda persona que quiera irse afuera es aprender idioma. El inglés es fundamental. Mi entrevista laboral fue en inglés. También estoy aprendiendo árabe para hablar con mis clientes. Pero sin el inglés se te cierran muchas puertas».
Por último, se refirió a sus sensaciones en tiempos de pandemia: «Tengo ganas de que esto termine. Hace 36 días que estamos encerrados. Estamos trabajando por videollamada. Dicen acá que lo último en abrir serían los gimnasios. Tengo la expectativa de reanudar todo porque acá siempre que voy a trabajar lo hago con una sonrisa. Voy a un lugar rodeada de buenas personas a hacer lo que me gusta. Voy contenta a trabajar. Quiero volver a sentir eso».
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