El caso del argentino Victor Hugo Saldaño, condenado a muerte en los EEUU hace 18 años y aún a la espera del cumplimiento de la sentencia, llega al cine.
A los 18 años, el cordobés Victor Hugo Saldaño tenía un sueño: viajar por todo el mundo. Fue en 1989 que decidió abandonar la casa de su madre para cumplirlo. Viajó por el interior del país para luego cruzar a Brasil, donde se encontró con su padre.
Luego subió la apuesta y, siempre de manera ilegal, continuó cruzando fronteras: así llegó a México y más tarde pudo ingresar en los Estados Unidos. Allí tuvo un breve paso por Nueva York y finalmente se instaló en Dallas, donde se ganó la vida realizando diversos trabajos y conoció al mexicano Jorge Chávez, con quien pasaría mucho tiempo en la ciudad.
El 25 de noviembre de 1995, Saldaño y Chávez ingresaron a un almacén de las afueras de Dallas y secuestraron a Paul Ray King, un vendedor de computadoras de 46 años, que poco después fue encontrado en un bosque con 5 balazos.
Medio año después, Saldaño fue condenado a muerte por inyección letal y al día de hoy, debido a distintas apelaciones de sus abogados, permanece con vida en el corredor de la muerte del penal Allan Polunsky, una cárcel de máxima seguridad ubicada en el estado de Texas.
Uno de los ejes, tanto del caso como del documental “Saldaño, el sueño dorado”, es que para condenar al argentino los fiscales se basaron en una pericia que señalaba su condición de “latino” como prueba de su alta peligrosidad. Años más tarde, esto llegó a la Corte Suprema en Washington, que revocó la sentencia, y la Legislatura texana aprobó la «Ley Saldaño», que prohíbe condenar a alguien por su origen, raza o religión.
La película gira sobre este cuestionable criterio y se encarga de explicar a través de varias voces por qué el argentino fue sentenciado a dicha pena y las acciones que realizaron distintas personas para salvarlo de la muerte.
En un notable trabajo de investigación, Raúl Viarruel propone busca entender esta sentencia ofreciendo distintos testimonios: el de Lidia Guerrero, madre del condenado, y paralelamente el de sus abogados (tanto locales como de los Estados Unidos), y funcionarios que se involucraron en el caso.
El periodista accedió, además, a un material inédito de gran valor, que son las imágenes de Saldaño siendo interrogado por un policía mexicano en Texas. Esta grabación, extraída de la cámara de seguridad del establecimiento, es un documento que permite un acercamiento a la personalidad del asesino y, quizás lo más llamativo, nos da la posibilidad de escuchar el relato en primera persona.
“Saldaño, el sueño dorado” un relato cuidado que en ningún momento justifica el crimen ni glorifica la figura de Saldaño. Tampoco es un comunicado contra a la pena de muerte, sino que apunta más bien a descubrir los puntos más cuestionables del sistema judicial norteamericano.