Por Adrián Freijo – Se acerca el momento de comenzar a definir listas electorales y el kirchnerismo local se debate en una pelea interna que seguramente dejará sus huellas hasta las generales de 2023.
Las encuestas le son esquivas al kirchnerismo en todo el país. El malhumor social crece, los problemas sin solución se acumulan y el gobierno parece no tener respuestas de fondo a las demandas de una sociedad que diariamente se siente más cerca del abismo.
Pero la lucha por el poder no cesa, las internas no se calman y las ambiciones personales parecen bailar una danza, por momentos macabra y en tantos otros ridícula, que no atina a observar el rechazo que despierta en la gente.
Y el partido de las mil ofertas, ese que por primera vez en su historia padece las consecuencias de una conducción bifronte, se agita por estas horas en torpes acomodamientos internos que no son otra cosa que la necesidad de manotear la lapicera que redactará las listas electorales que competirán en las elecciones de medio término con tan solo dos intenciones inocultables: seguir eligiendo nombres de cara al 2023 y, por supuesto, salvar miles de conchabos para propios y allegados.
¿Política?, ¿soluciones para la gente?, ¿un proyecto de sociedad y de futuro?…ya habrá tiempo para eso.
Mar del Plata siempre ha sido esquiva al peronismo, cualquiera fuese la variante o la más cara debajo de la cual se presentaba. Ni el menemismo, ni el duhaldismo, ni el cafierismo, ni el kirchnerismo lograron el demorado sueño de quedarse con el gobierno de la ciudad. Y a esta altura ya se puede hablar de un rechazo enquistado en la cultura de la ciudad que, de no mediar una profunda autocrítica de los dirigentes del sector, será muy difícil de revertir en el futuro.
Y sin embargo nada hace sospechar que semejante cambio esté por darse…
Por estas horas crece la pelea interna entre quienes pretenden que el belicoso Marcos Gutierrez encabece la lista de candidatos mientras que el sector más allegado a Fernanda Raverta insiste en que la buena imagen de Virginia Sívori, que ha sabido consolidar un estilo medular y dialoguista que se parece mucho más al tono de los marplatenses, puede servir para captar al esquivo grupo de los independientes que son los que elección tras elección hacen naufragar los sueños justicialistas.
Como en el resto del país, las encuestas no son buenas para el Frente de Todos en General Pueyrredon. De hecho los números son aquí notoriamente peores que los de la media nacional y provincial. Y el estilo de Gutierrez, con serias dificultades para tender puentes con sus pares en el Concejo y protagonista de mil peleas y enfrentamientos de los cuales se lo hace responsable por su intemperancia y su mirada endogámica que lo hace ver todo desde el prisma de la militancia más dura, parece un tormenta perfecta si de espantar votos moderados se trata.
Pero es que el edil aún conserva esperanzas de ser el candidato a intendente en 2023 y para eso necesita acotar el poder de maniobra de Raverta en el distrito. Sabe que la titular de la ANSES viene por su revancha y está seguro que Sívori, aún en el caso de ganar las parlamentarias, no se opondrá a las aspiraciones de Fernanda y sabrá en todo caso esperar su turno. Algo que Gutierrez no está dispuesto a hacer…
Tambores de guerra suenan en el Frente local mientras sectores importantes del peronismo clásico y del kirchnerismo crítico comienzan a tender puentes con otras fuerzas políticas con las que, aseguran, tienen más chances de ser escuchadas y porque no «mojar la medialuna» a la hora de repartir candidaturas.
Como verá el lector…nada nuevo bajo el sol.