(Escribe Xavier Aldo Marcone) – En el mes de Octubre de 2003, hace 11 años, la Asociación de Fomento del Puerto Mar del Plata, representada por su Presidente Dn. José Manuel Paz Fernández y quien ahora escribe esta nota como Secretario, le pedían al entonces Intendente Arquitecto Daniel Katz, quien personalmente firmó la recepción de la nota de su puño y letra, conforme copia inserta en recuadro aparte, tenga en cuenta la peligrosidad de tener un Club de Golf en plena ciudad. Se le pedía estudiar normas de seguridad y eventualmente su cierre temporario hasta que se garantizara la total seguridad e integridad de los transeúntes que circulan en las inmediaciones como así de las propiedades privadas que la circundan. Lo único que se logró, y no por el pedido de nuestra entidad, fue que se colocara una “pantalla protectora” frente al Hotel Sheraton, hacía poco inaugurado y con frecuentes roturas de sus ventanales.
Del análisis que habíamos efectuado, existen 11 cuadras de la calle Leandro N. Alem, 3 de la Avda. Juan B. Justo y 12 del Boulevard que enfrenta la Base Naval que son directamente linderas con la cancha. En las tres vías de circulación coexiste la circulación de vehículos particulares, de transporte de personas y cosas, con doble vía de circulación. Ello sin dejar de tener en cuenta que se ha conformado un “circuito aeróbico” por todas esas veredas. Esta suma implica un alto porcentaje de gente que en forma permanente deambula por la zona, de todos los rangos etarios.
En mi caso particular sufrí dos accidentes con pelotas de golf provenientes del Mar del Plata Golf Club, una en circunstancias de estar circulando con mi Peugeot 206 en 2002 por el boulevard que me agujereó el techo y otra recientemente hace unos meses estando estacionado en Alem y Vicente López hablando por teléfono. En ambos casos y en forma inmediata el seguro se hizo cargo y resarció el daño. Lógicamente el daño material a un bien material. Si a mi me había pasado esto dos veces en doce años, cuántos fueron dañados también ??
Cuando pedimos al intendente que interviniera en el funcionamiento del Club y los inminentes peligros que implicaba, le decíamos que el pago de un seguro resarce un daño pero nunca recupera una vida, o un órgano, como tal sucedió hace poco.
El mismo guardia del Club, al preguntarle el motivo de la intención de hablar con alguien en el club y manifestarle que es por el eventual daño ocasionado por una pelota, le dice, … “pase que lo va a atender una señorita, llena un formulario, esto es habitual y el club se hace cargo y se lo resuelve rápidamente…..”
De la misma manera que hemos planteado que una ciudad con 750.000 habitantes no puede tener en su propio centro un objetivo militar a ser destruido en caso de confrontación armada con otro país ( léase la Base Naval ) sostenemos lo mismo con el Mar del Plata Golf Club. Ello no va en detrimento de la institución, pero en ambos casos estamos hablando de tierras públicas, esto es, que son propiedad de todos los marplatenses.
El Mar del Plata Golf Club no es la propietaria de estas tierras circundadas por el Boulevard Marítimo, Avda. Juan B. Justo Alem, Almafuerte, A. del Valle, Formosa. Estas tierras son públicas concesionadas a un precio muy conveniente o casi inexistente. Y está bien que sea así, porque el Mar del Plata Golf Club es un icono en la ciudad, es casi como los Lobos de Mar o las Lanchas amarillas. Pero no menos cierto es que la ciudad ha crecido demasiado y hoy es un foco de peligro y atenta su actual implantación con la seguridad pública, pudiendo ser un gran parque, tal como es el Parque San Martin.
Y esto el Mar del Plata Golf Club lo sabe y lo sabe desde hace muchos años, tanto es así que previendo sabiamente el crecimiento de la ciudad el Golf club adquirió el campo conocido como TULSA, del barrio “Nuevo Golf”, consistente en 500.557 m2 ( cincuenta hectáreas y media) con 800 m2 cubiertos, y que cualquiera puede constatar utilizando la magia de internet y entrando a www.arba.gob.ar en el ítem “impuesto inmobiliario” con el número de cuenta 045-71568, Nomenclatura Catastral Circunscripción IV°, Sección Z, Manzana 171HH. Su dominio es el 210272 y cuenta de TSU 702776. En ambas cuentas exento del pago como corresponde a un club deportivo. Este campo de golf, protegido por cortinas de árboles de altura, se encuentra a escasas cuadras de Avda. Edison y Avda. Mario Bravo. En la misma aplicación de ARBA se puede observar la belleza del campo, la belleza del entorno en una zona privilegiada de la ciudad.
Ya no se puede reparar lo irreparable, es imposible devolverle la vista a quien de manera tan traumática la ha perdido. Sabemos porque así lo estamos demostrando que se podría haber evitado, esto de hoy y todos los daños que fueron ocurriendo desde 2003, al menos, hasta ahora. Hubo un intendente que no quiso enfrentar el lobby y el poder de todos los que concurren a ese predio a jugar al golf, pero es absolutamente seguro que todos los que allí van a practicar un deporte lícito, sean jueces, políticos, empresarios, fiscales, comerciantes, son seres humanos como cada uno de nosotros, con hijos y nietos. Con amigos.
En aquel momento decíamos en nuestro pedido…. es lógico requerir que no se realice actividad alguna ya que el peligro sigue existiendo ……….probada la peligrosidad de la actividad está demostrado que el predio no cuenta con la existencia de construcciones que eviten que las pelotas salgan de las canchas habilitadas para tal fin ……
La pelota de golf es la más veloz de todas las pelotas que se utilizan para hacer deportes y la que mayor distancia alcanza de un solo golpe, es la más sólida y la de mayor impacto, y su récord lo logró Jack Zuback (Canadá) – registrando 328 km/h. Le siguen la pelota de Jai Alai: José Ramón Areitio (España) – 302 km/h, Tenis: Ivo Karlovic (Croacia) – 251 km/h, Baseball: Joel Zumaya (EEUU) – 168 km/h Fútbol: Francisco Javier Galán (España) – 129 km/h y Softbol: Zara Mee (Australia) – 111 km/h.
Imagínense impactando en un parabrisas de un auto en marcha en cualquiera de las avenidas que circundan el golf club, el impacto y la sorpresa, la desconcentración en el manejo y lo eventual. Lo pasado, lo acaecido, repito, es irrecuperable, pesará en la conciencia de quien o quienes pudieron evitarlo hasta hoy y no lo hicieron, desde aquel intendente que ni consideró la observación, las autoridades del Club pasadas y actuales, los auxiliares de la justicia que pudieron haber actuado de oficio y no actuaron. Y quizá nosotros mismos que pudimos hacer un amparo y no lo hicimos también tenemos una alta cuota de responsabilidad.
El club debe suspender sus actividades deportivas en forma inmediata y evaluar con seriedad y responsabilidad ciudadana devolver a la ciudad ese predio para transformarlo en un parque como corresponde, mantener su sede social en el tradicional e histórico edificio de Aristobulo de Valle 3940 y trasladar la cancha y su actividad a su propio inmueble del barrio Nuevo Golf, cancha Tulsa.
Xavier Aldo Marcone- DNI 10.586.508