La particular vivencia del médico marplatense que unió sus dos pasiones en Chaltén

Rodrigo Ricaurte es médico de montaña y trabaja en el puesto sanitario de El Chaltén en Santa Cruz, donde además de ejercer la medicina puede mantener un estrecho vínculo con la montaña. 

Desde muy joven salió al mundo para sumar experiencia viajando por distintos países y trabajando en el exterior. Y después de mucho andar, decidió desarrollar su vocación como médico de montaña en la Patagonia. «Pude mezclar mis dos pasiones, que son la montaña y la profesión de médico. Luego de haber viajado por el mundo llegué acá por un amigo», recordó Rodrigo en el comienzo de una interesante charla en Radio Brisas.

En diálogo con Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo, Ricaurte contó su particular historia en El Chaltén, un lugar muy especial de la Argentina en la provincia de Santa Cruz a 215 kilómetros de Calafate. «Es un centro mundial de escalada, muy famoso y la Capital Nacional del Trekking. En mi tiempo libre salgo a escalar o esquiar y la temporada arranca a finales de septiembre y termina luego de Semana Santa», narró.

Su relación con la montaña es de larga data, más allá de que sus orígenes están relacionados con Mar del Plata. «Anduve en la montaña desde los 15 hasta los 18 años, luego tuve un parate importante donde me dediqué a la montaña en verano en Estados Unidos, en el Aconcagua como asistente de guía o médico y en Europa formándome en la parte de rescates, donde combiné mis dos vocaciones», detalló.

Ricaurte dio precisiones sobre las desafiantes tareas de rescate que se pueden dar de acuerdo a cada zona. «Un rescate lleva no menos de 18 horas ya que las distancias son muy largas. Mi primera experiencia afuera fue en el 2003 ó 2004 cuando me fui a California a trabajar en un centro de esquí. Estudiaba durante el año y a partir de diciembre me iba a Mendoza, en 2006 a Aspen dos o tres temporadas y a Europa en algunas prácticas en centros de esquí, una vez recibido. Somos pocos los que nos desempeñamos así porque no es rentable y tenés que tener la vocación de médico y la formación de montaña. Son distintos cursos de dos meses cada uno, una parte de verano y otra de invierno. Los rescates en el Aconcagua en general son por la misma razón y acá no hay helicópteros ni nada que se le parezca a un rescate de Estados Unidos o España«, expresó.

Y remarcó que «el estilo de vida que tengo es difícil de llevar a cabo en otro lado, acá al no tener todos los problemas de las ciudades grandes, vivo cómodo, hago lo que gusta, todo hace que me cueste cada día más irme«. Se refirió también a sus comienzos en la actividad evocando aquellos días en Mar del Plata, su ciudad natal: «De chico jugué fútbol, básquet y rugby y a partir de los 15 me surge la posibilidad de escalar. Hice cursos y en el 1999 me fui al Aconcagua sólo por primera vez. A los 15 me metí en la montaña y no paré«, rememoró.

Desde su casa conectado por Zoom con Radio Brisas, habló de los pormenores de su particular trabajo al señalar que «acá puedo desarrollar la parte profesional porque todo el tiempo me caen cosas que no estoy acostumbrado a ver. Cuando somos dos, trabajamos un día cada uno, cuatro horas a la mañana y cuatro a la tarde activos en el puesto y el resto pasivo. Estamos 24 horas de guardia y 24 de descanso«.

Además destacó que elige quedarse en El Chaltén «por la dinámica de trabajo, por la dinámica personal deportiva, esto de que tengo un día libre o dos y me puedo ir más tiempo a la montaña, en lo económico, porque el trabajo me da una casa. Tengo a cinco minutos de mi casa la montaña, es mi lugar para mi presente. También por la parte social, tengo un montón de amigos, soy bastante sociable, por mi trabajo conozco el 90% del pueblo. Todos los días puedo escalar, pedalear o pasear con el perro» aunque subrayó que «la velocidad de Internet es muy mala, no hay datos móviles por lo que no hay gente todo el tiempo con los celulares en la calle«.

Por otra parte, resaltó que «Chaltén es especial porque no hay inseguridad» y afirmó que  «si bien es caro, vivir es muy sencillo, hay distancias cortas, no hay transporte público. La gente trabaja seis meses a full y los otros meses se va. Trabajo sobra porque es un lugar turístico. Los víveres no son los mejores pero la salud es gratis, no esperás nada en la sala de espera, por eso digo que es una burbuja».

En ese sentido, añadió: «Las noticias afectan pero no hay paro ni protestas. El fuerte del pueblo es a partir de finales de septiembre hasta finales de abril, que vienen muchos fotógrafos porque comienza el otoño. El pueblo vive del turismoEl 90% son extranjeros, ves gente de 80 años caminando por el sendero, la gente que viene está acostumbrada a caminar bastante. Es todo agreste , hay árboles, lagunas, animales creo que la gente viene sabiendo que es caro, se maneja mucho en dólares, hay una escuela, un gimnasio principal, una plaza y no mucho más. La gente acá busca tranquilidad. En temporada alta se ve gente de todo el mundo«.

Escuchá la nota con Rodrigo Ricaurte desde El Chaltén con Florencia Cordero en Radio Brisas