La tragedia del «Morro» García y el recuerdo de Roberto Arlt

Por José Luis Ponsico (*)«La raya de cal que marca el perímetro de la cancha. Adentro a veces, los futbolistas, tenemos todo. Éxito, fama, dinero; pero del lado de afuera a veces no hay nada» (Passarella).

 

José Luis Ponsico

La triste noticia se conoció en horas del mediodía: distintos portales, origen ciudad de Mendoza daban cuenta del suicidio del futbolista uruguayo, Santiago «Morro» García. Excelente delantero y goleador de Godoy Cruz Viejo Tomba. Hace un año y medio uno de los mejores del fútbol de AFA.

A poco, trascendió que el moreno nacido hace 30 años, Montevideo, con pasado en clubes de su país desde Nacional, el club que lo formó, luego Atlético Paranaense, Brasil, el fútbol de Turquía hasta su llegada a Godoy Cruz hace cuatro años. Convirtió 51 goles en tres temporadas.

Fornido, 1.81 de estatura, gran potencia ofensiva. encarador, inteligente, autor de 19 goles en 31 partidos en su mejor ciclo (2017-2018) al punto que estuvo a punto de pasar a Racing, pedido por Eduardo Coudet, en plena pandemia vivió un gran bajón.

Sus allegados comentaron que García vivía extrañando a una pequeña hija radicada en la capital de Uruguay con su mamá. La cuarentena lo tuvo encerrado y se cayó anímicamente. Descuidó su peso y en seis meses «era otro jugador» reconocieron los amigos y gente del club.

El «Morro» extrañaba a su hija que vivía en Montevideo

«Necesitaba urgente retomar con alguna intensidad el gimnasio» comentó alguien de la amistad del «Morro» en Mendoza. «El bajón anímico lo alejó de todo. En sus ojos se advertía tristeza, mucha angustia«, sostuvo un directivo del club.

El presidente de Godoy Cruz, José Eduardo Mansur, hace dos años se fotografiaba con el «Morro» García, éste convertido en «la estrella» del Tomba, no pudo mantener la buena relación Advertida la directiva orientaron el caso hacia «la asistencia psiquiátrica» del goleador.

Godoy Cruz propuso a García trasladarse a Montevideo por la necesidad de ver a su hijita. No hubo acuerdo en medio de la posible renovación o no del contrato profesional. En la última etapa el popular «Morro» chocó con el presidente y miembros de la directiva. 

Encima contrajo coronavirus, debió estar aislado y en pocos días se derrumbó. Su deceso causó honda tristeza en el mundo del fútbol. García impactó hace doce años, Sudamericano Juvenil el mejor de Uruguay. Ganando prestigio no solamente por ser excelente delantero.

En 1935 Roberto Arlt, notable periodista del diario «Crítica», escritor, novelista, ensayista, uno de los intelectuales brillantes de su tiempo,  había publicado pinceladas, columna «Aguafuertes porteñas» en el diario «El Mundo», 1928/33.

García y José Eduardo Mansur, presidente del Tomba. Una relación que estaba en conflicto

El legendario Natalio Botana lo transforma en «la estrella» de Crítica solamente para dar rienda suelta a su talento en casos policiales. En la remisión de aquéllas crónicas geniales de Arlt, reaparece el drama ésta vez en el futbolista «Morro» García

Solía preguntar el autor de «Los siete locos», ¿Hasta qué punto embargó la tristeza al infortunado para que -en el caso el «Morro»- haya decidido quitarse la vida a los 30 años, entre otras cosas por desdicha de no ver a su hijita?».

El fenómeno periodístico-literario de Arlt, según aquéllos que estudiaron la obra del personaje que vivió apenas 42 años, remitía a una especial sensibilidad por los «desdichados» del país yrigoyenista en medio del caos inmigratorio.

«A veces, al terminar de leer una crónica de Roberto Arlt, uno llegaba a la conclusión en el caso de los suicidios que al que tomaba la decisión trágica, dada tal desdicha, no le quedaba otro camino», mucho después reflexionó Abelardo Castillo, heredero de Arlt en la obra literaria.

Julio C. Toresani no pudo superar la depresión y se quitó la vida

En nuestro fútbol, Julio César Toresani, 51 años, con problemas personales, tras un divorcio de los denominados «controvertido», puso fin a su vida, estando «cesante» como DT en Uruguay, viajó a Santa Fe y vivió un tiempo en el predio del club Unión, en medio de una gran depresión.

En los 90 Alberto Vivalda, arquero de las inferiores de River, luego Platense, Racing, se tiró debajo de un tren en la estación Caballito en estado de shock por no ver a sus hijos en otro drama familiar. Vivalda recién había cumplido 38 años en el 94.  La soledad, el desamparo, las injusticias.

Seis años antes, Osvaldo Toriani, ex arquero de Tigre e Independiente, campeón con el «Rojo» en el 63 atravesaba una severa crisis personal por el fallecimiento de un hijito en accidente doméstico. A los 50 años puso fin a su vida en Córdoba, donde estaba radicado.

«La raya de cal que marca el perímetro de la cancha, tiene diez centímetros. Adentro de la cancha, a veces, los futbolistas, tenemos todo. El éxito, la fama, el dinero, familia, afectos; pero del lado de afuera de la misma raya, a veces no hay nada», dijo Daniel Passarella en una entrevista.

 

(*)  Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión y Mundo Amateur