Una investigación del periodista Christian Sanz pone en evidencia el entramado legal urdido por Julio Grondona y la FIFA para llevar adelante las maniobras que ahora son investigadas.
Lo primero ya se sabe: la justicia de EEUU anunció la imputación de nueve directivos de la FIFA —Federación Internacional de Fútbol Asociado— y cinco empleados del organismo, por conspiración y corrupción.
Entre los complicados judicialmente aparecen tres argentinos y la investigación «se extiende al menos a lo largo de dos generaciones de directivos del fútbol, sospechosos de haber abusado de sus posiciones para hacerse con millones de dólares en sobornos y retrocomisiones», indicó en un comunicado la secretaria de Justicia, Loretta Lynch.
El dato más curioso no es que aparezcan argentinos en la trama, sino que todos ellos supieron llegar a la FIFA gracias al fallecido expresidente de la AFA, Julio Grondona.
Este último detalle amerita mencionar un tópico que aún no ha sido revelado: al menos una de las firmas que investiga la Justicia norteamericana fue creada por el mismísimo Grondona a través de manejos no del todo claros.
Se trata de ISL, empresa que hoy observan los jueces de EEUU y que se vincula al exmandamás de la AFA, quien no ha sido imputado solo por haber fallecido en el año 2014.
Haciendo (un poco de) historia
No solo fue Grondona presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) sino que además supo ostentar en simultáneo el cargo de vicepresidente de FIFA, encontrándose a cargo de la Comisión de Finanzas de esta entidad deportiva mundial que mueve millones de euros por año.
La sede de FIFA queda en Suiza (Lucerna-Lawsanne), calle Zentralstrasse numero 1, y el brazo ejecutor de su política de derechos comerciales y televisivos estuvo hasta el año 2002 a cargo del holding ISMM —International Sports Media & Marketing—, propietario de ISL Worldwide —International Sport Leisure— y de ISL Marketing A.G., el grupo de marketing deportivo más grande del mundo hasta su quiebra, acaecida precisamente en el año 2002.
ISMM a través de una de sus empresas, ISL Worldwide, ISL Marketing A.G. e ISL International A.G —relacionada a Grondona, ya se verá más adelante cómo—, comercializaba la Copa Mundial de fútbol y otros importantes eventos deportivos, ostentando asimismo los derechos para la transmisión televisiva de las Copas Mundiales dentro y fuera de Europa, además de los contratos de comercialización de esos campeonatos, y de los derechos del campeonato mundial de atletismo; entre otras competencias deportivas de alto nivel.
La aludida empresa ISL, sospechada otrora, y cuyos directivos supieron encontrarse complicados por malversación de fondos, pago de coimas y corrupción en Suiza, se declaró oportunamente en quiebra al expresar no haber encontrado un comprador que garantizara su permanencia tras la frustración de una operación de compraventa con Canal, una subsidiaria de Vivendi Universal.
Pues bien, a raíz de esa situación la FIFA hubo de retomar la actividad del marketing deportivo que antes había delegado en ISMM por medio de ISL Worldwide, ISL Marketing A.G. e ISL International A.G.
No obstante, los desaguisados que se cometieron con la aparente complicidad de la FIFA, son parte de la investigación que hoy se lleva a cabo en EEUU.
ISL hace pie en la FIFA
La historia merece atención especial: abunda en fechas, cifras y paraísos fiscales, y es parte —pequeña, pero parte al fin— de lo que hoy se investiga en EEUU.
Fue publicada por este mismo periodista en el año 2008 y provocó una oportuna denuncia penal contra el extitular de la AFA en 2010.
Todo empezó en 1997, cuando Grondona convocó a Rogelio Armando Riganti, a quien conocía por haber sido proveedor suyo en Sarandí años antes, y lo invitó a crear una empresa cuyo estatuto estuviese orientado a la actividad que dicha empresa debería tener a tal fin. Obviamente el objeto sería muy amplio de manera de concentrar la mayor cantidad de actividades afines de la industria más rentable de la República Argentina: el fútbol.
Así nació Futdial Sociedad Anónima. Posteriormente y a instancias también de «Don Julio», el auténtico cerebro del culebrón, Futdial S.A. se asoció con ISL Properties A.G, a cargo de Jesús Samper Vidal, abogado de nacionalidad española con Pasaporte N°1.384.264 D, a la sazón otro de los protagonistas reiterados de esta historieta y eslabón esencial en el entramado ad hoc.
Con fecha 22 de octubre de 1997, la AFA por una parte, e ISL Properties A.G. y Rogelio Armando Riganti por la otra, sellaron el inicio de una larga y fructífera relación, la cual fue sucesivamente ampliada bajo excusas banales.
En dicho acuerdo —cesión exclusiva del derecho de uso de la designación oficial de la AFA y sus seleccionados, su explotación comercial como cesionario y la designación de agente comercial exclusivo de la AFA a nivel mundial— se dejó constancia en el encabezamiento, que tanto ISL Properties A.G. y Riganti se encontraban en trámite de constituir una sociedad anónima de nacionalidad argentina que sería considerada, una vez creada, como “única parte contratante de AFA en este contrato”, señalándosela como la nueva sociedad.
Pero ello no fue todo: «Don Julio» decidió sumar a la sociedad a crearse al poderoso Grupo Clarín, a través de su sociedad Deportes y Servicios S.A. (DYSSA). Fue así que la sociedad ISL Futbol Argentina S.A., denominación finalmente escogida para la nueva sociedad, tuvo como accionistas a: ISL Worldwide A.G – ISL International A.G.., Futdial S.A. y Deportes y Servicios S.A. (DYSSA) del Grupo Clarín.
Una digresión: en forma oculta ya operaba desde las sombras la compañía aseguradora El Surco Cia De Seguros S.A., perteneciente a Grondona, que en ese entonces, al igual que ISL Futbol Argentina S.A., tenía domicilio en Avenida Julio A. Roca 636, 9° piso.
En el año 2000 y por las profundas diferencias políticas entre sus socios, DYSSA se retiró e ISL International A.G. y Futdial incrementó su participación accionaria. En efecto, para la salida del Grupo Clarín se formalizó con fecha 3 de mayo del año 2000 un contrato de compraventa de acciones de ISL Futbol Argentina por parte de Futdial e ISL International A.G. en calidad de compradores, y Deportes y Servicios S.A. (DYSSA) del Grupo Clarín en carácter de vendedores de 212.100 acciones de ISL Futbol Argentina S.A., por la suma de tres millones trescientos setenta y tres mil cuatrocientos veintiséis dólares (U$S 3.373.426).
Casi un año después, precisamente el 10 de agosto de 2001, ISL International A.G. —vendedora— decidió vender su participación mayoritaria en la sociedad ISL Futbol Argentina a la compradora Puntogol Corp.
Este segundo contrato comprendió la venta de 1.212.000 acciones de ISL Fútbol Argentina que representaban el 60% del capital de la citada sociedad, constituyéndose entonces Puntogol Corp. en el accionista mayoritario de ISL Futbol Argentina y redenominando a la sociedad con el nombre con el que hoy gira en plaza: Puntogol ST& M S.A.. Las siglas ST& M significan «Sport, Technology and Marketing».
El precio de la compraventa se pactó en la cantidad de U$S dos millones, pagaderos mediante un anticipo —el día de la celebración del contrato— de U$S 250.000, más dos cuotas de U$S 580.000, y una de U$S 590.000 con vencimientos cada una de ellas el 30 de noviembre de 2001, 30 de enero de 2002 y 30 de marzo de 2002.
El citado contrato previó en su cláusula octava que el mismo sería regido por el derecho Suizo, y que la jurisdicción competente para la solución de las disputas que pudieran surgir del mismo, sería la de los Tribunales de Zug, Suiza.
El 15 de noviembre de 2002, la sociedad Levemond S.A., constituida en la República Oriental del Uruguay y representada para la ocasión por Mauro Guillén, vendió a la compañía Grunoy S.A., también constituida en la República Oriental de Uruguay, y representada por Ricardo Norberto Fernández en carácter de gestor de negocios, la cantidad de 930.000 acciones de valor nominal U$S 1,00 cada una, con derecho a un voto por acción, emitidas por Puntogol Corp., sociedad constituida en las Islas Vírgenes Británicas e inscripta como sociedad extranjera en la Inspección General de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, bajo el numero correlativo 1.681.081, representando el 31% de su capital social.
Dicha compraventa alcanzó precisamente la suma de U$S 3.785.000 (dólares estadounidenses tres millones setecientos ochenta y cinco mil), abonándose un pago inicial de U$S 517.000, y el saldo mediante la cesión de dividendos futuros de la sociedad o de sus controladas o vinculadas, Puntogol ST&M S.A, Puntogol Argentina S.A., y Puntogol Paraguay S.A, dando en prenda en dicho acto 202.000 acciones de la primera, 9.000 acciones de la segunda, y 24 acciones de la última, es decir, de Puntogol Paraguay S.A.
Luego surgió una complicación superada con el paso del tiempo, con motivo de la petición de quiebra que en torno a ISL International A.G formuló el Grupo Clarín y que dio lugar a una medida cautelar sobre las acciones de la fallida, dictada por el Juzgado Nacional en lo Comercial N°22, en los autos caratulados “ISL Internacional A.G s/pedido de quiebra por grupo Clarín S.A.”.
Luego llegaría el escándalo en la FIFA y un expediente que se intentó tapar en los medios de toda manera posible, explotando en 2002. Es parte de la trama que hoy se investiga en tribunales norteamericanos y que indefectiblemente rozará los negocios de la AFA también.
Para entenderlo, hay que saber que en su momento Puntogol Corp. encontró ante la quiebra de ISMM y de sus subsidiarias ISL Worldwide, ISL International A.G. e ISL Marketing A.G. —en Suiza—, el marco propicio para ingresar a paso firme en el negocio del marketing deportivo, y como un paso previo a echar mano a la televisión y demás negocios periféricos tales como la actividad lúdica y las apuestas por Internet, ya que hasta ese entonces sólo tenía a la empresa Puntogol Argentina S.A., pero sólo para cuestiones relacionadas con Internet, es decir, el sitio oficial de la AFA. De este modo accedería también a los derechos comerciales, para luego ir ganando terreno e ingresar, a través de Puntogol ST&M S.A., en la organización de partidos amistosos, las figuritas, los videojuegos, la actividad lúdica, y cuanto negocio fuere rentable, y del cual se retiene una jugosa y nada despreciable participación del el 45% más el 8% de la agencia. Pero esta, es otra historia.
Colofón
Parte de la trama que se investiga hoy en EEUU roza —y promete embarrar en el mediano plazo— a la empresa Puntogol Corp. con domicilio en 30 de Castro Street, Road Town, Tórtola P.O BOX 961, British Virgin Islands.
Si bien la composición accionaria y titularidad de Puntogol ST& M S.A. siempre trató de atribuirse en lo formal a Martín Redrado y a las empresas Trident Investment Group, Latin America Sports, En Linea, Tecnet y Futdial —esta última con supuestos fondos de inversión locales y españoles—, lo cierto es que la referida sociedad, siempre desde lo formal, fue de Futdial S.A. y de Puntogol Corp.
Desde el 12 de marzo de 2007, gran parte del capital accionario fue adquirido por la empresa Santa Monica Advances, reteniendo Puntogol Corp. un porcentual aproximado del 20%. Realmente, una verdadera ingeniería societaria si reparamos que la empresa que vendió la mayoría del capital accionario a Puntogol Corp. el 10 de agosto de 2001 estaba manejada en ese entonces por las mismas personas que ahora, a través de Santa Monica Advances, adquirieron la misma mayoría de manos de Puntogol Corp.
Como puede verse, todo conduce a un mismo lugar: Grondona y su séquito. Como se dijo, no casualmente los tres implicados argentinos en la trama llegaron a sus cargos en la FIFA merced al impulso del extitular de la AFA.
Nada nuevo bajo el sol: la relación de Grondona con la corrupción de la FIFA fue muy bien documentada en 2011 por el periodista británico Andrew Jennings a través de un exitoso libro sobre la corrupción en FIFA donde acusó a Grondona de manejar la “caja suiza”.
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