Las mentiras del gobierno de Kicillof que se adueñan de la campaña

Por Adrián FreijoNicolás Kreplak se permitió criticar a uno de los pocos intendentes que sostuvo una política de salud que la provincia dejó librada a la improvisación, la mentira y la demagogia.

Desde el inicio de la pandemia todos los anuncios del gobierno provincial que involucraban a Mar del Plata estuvieron signados por la mentira, la improvisación y la demagogia. Veamos si no:

-El hospital modular en el predio del HIGA fue anunciado, «inaugurado» y presentado con bombos y platillos pero siempre con mentiras y falsos anuncios que superaron largamente los tiempos que se habían asegurado para su pleno funcionamiento ( Ver: El incumplimiento de Kicillof impide la apertura del Hospital Modular ).

Mientras las demoras se suscitaban desde el gobierno bonaerense se pretendía responsabilizar a la administración de Guillermo Montenegro por la falta de compromiso de las autoridades que respondían con Axel Kicillof con las urgencias y necesidades de Mar del Plata y Batán. Todo quedaba limitado a una miserable opereta política en la que la vida de los ciudadanos poco y nada tenía que ver con las urgencias y necesidades. (Ver: Disparen contra Mar del Plata, el hospital virtual y otras yerbas.).

Tal fue el nivel de la mentira y la demagogia que el 23 de marzo de 2020 el gobierno provincial anunció la inminente apertura del nuevo centro asistencial (Ver: Antes de un mes la ciudad tendrá un nuevo hospital).

Recién en julio de ese año, y solo parcialmente, la unidad hospitalaria comenzó a recibir los primeros paciente. Habría que esperar hasta octubre para verla funcionar en plenitud, aunque con la mitad de camas de lo que se había anunciado.

Sin embargo ahora Kreplak sostuvo que los municipios de General Pueyrredon, Pinamar y Bahía Blanca “siempre tuvieron un comportamiento de negar la epidemia y los cuidados”.

“Estos distritos se encuentran muy por arriba del límite. Se trata de medidas de cuidados, por dos semanas y para lograr que mejoren los casos”, aseguró Kreplak y remarcó: “Son situaciones delicadas y no me parece que sea bueno que se intente poner en clave de uso electoral las medidas de cuidado”.

Y como en aquellas falsas promesas del Hospital Modular o las más cercanas en lo referido a la llegada de vacunas que terminaron demorándose por más de tres meses, el funcionario vuelve a jugar con la fragilidad de memoria de algunos y con la mentira como eje del mensaje de campaña: Mar del Plata tuvo a lo largo del proceso una situación controlada a la que sin embargo pretendió mejorar poniendo a disposición de las autoridades nacionales y provinciales toda la estructura del municipio, algo que sistemáticamente fue rechazado por quienes ahora pretenden no haber recibido colaboración por parte de las autoridades locales.

Y es bueno recordar que en el camino de estos desencuentros fue la provincia la que cambió extemporáneamente la letra y el espíritu del DNU que fijaba las diferentes fases con el único sentido de mantener a nuestra ciudad en un estado de aislamiento que nada tenía que ver con el número real de casos y de fallecimientos que ya por entonces se detectaban. El deseo de lesionar la imagen del gobierno comunal llevó a los funcionarios provinciales y nacionales a utilizar la bajeza y la trampa como argumento, sin tomar en cuenta que con ello se perjudicaba a miles de marplatenses que quedaban en desventaja con el resto de los argentinos.

Y es por ello que adquiere importancia no dejar pasar este nuevo intento de confundir a la sociedad. Todas y cada una de las acusaciones que el ministro de Salud dejó caer sobre nuestra ciudad deberían volverse como un boomerang contra su gobierno que, en los hechos, buscó por todos los medios -y en connivencia con sus representantes locales que en todo momento buscaron trabar en el HCD cualquier intento de socorro a la golpeada economía local- sacar una ventaja electoral del sufrimiento de los marplatenses.

Claro que nuestra gente no es tonta y cada quien sabe cual fue la verdad de lo ocurrido. No para todos el relato ocupa el centro de la escena…y mucho menos el corazón de la verdad.