El debut de Peñarol y Lanús en la Liga Nacional Femenina en un microestadio Domingo Robles colmado, fue algo muy importante para Laura Cors, entrenadora del «Granate» que pasó por el «Milrayitas».
– Primer partido en la Liga Nacional Femenina, dirigiendo a una potencia como Lanús, enfrentaste a un club donde estuviste, con una jugadora joven que tenés en la Selección U17 y además te hicieron un homenaje. Son muchas cosas juntas.
– Ufff. ¿Por dónde empezar? Yo jugué en tres clubes de Mar del Plata: Quilmes, Kimberley y Peñarol, donde estuve más años y donde tengo mi corazón. Es «el» club de barrio y me sentí muy identificada viniendo de Bahía Blanca. Las sensaciones que tengo son hermosas. No me esperaba ese homenaje, le agradezco a toda la gente del club.
– Desde afuera, pero no tanto porque fuiste parte de la historia, ¿cómo ves lo que está haciendo Peñarol al darle la posibilidad a sus jugadoras de competir al más alto nivel?
– Vienen hace tres años haciendo el esfuerzo de participar en estos torneos saliendo de su región. Es buenísimo, hay que apoyarlo. Ya jugó la Súper Liga, algunos Federales y ahora esta Liga Nacional que es de elite. Es bárbaro que haya tanta gente en la cancha. No vi ese marco ni en Buenos Aires, salvo en la final de la Súper Liga. Esto fue genial.
– ¿Cómo encararon el partido siendo favoritas, con un grupo de jugadoras que vienen juntas desde hace mucho tiempo ante un rival con equipo nuevo del que no había videos?
– Fue complicado porque no pudimos hacer un scouting grupal pero sí lo hicimos individualmente. Teníamos muy bien estudiadas a las dos extranjeras. Utilizando esos dos puntos fuertes planteamos la defensa.
– ¿Cómo lo viste a Lanús?
– Creo que nos faltó soltarnos. Podemos jugar muchísimo mejor. Me gustó el juego individual, sé las jugadoras que tengo y que tienen que rendir más. Yo soy muy exigente. Me gustó haber dejado al rival en 45 puntos. Siempre planteamos los partidos de atrás para adelante y eso está bueno. Podríamos haber subido nuestro goleo pero el rival también juega. Además no estamos acostumbradas a este tipo de arbitrajes. En Buenos Aires hay roces que se cobran como falta. Eso nos restó, sobre todo en el juego interior.
– ¿Qué te gustó de Peñarol?
– Estuvo bien armado, me gustó que haya ido cambiando defensas. A nosotros eso no nos sorprende tanto porque tenemos un juego de ataque por concepto, pero sí nos complicaron con los atrapes. (Kama) Griffitts sale de cualquier esquema, y ella es lo que más me gustó.
– Rocío Bereilh es una jugadora joven que tenés habitualmente en tus convocatorias de la Selección. ¿Qué tiene, qué le falta y por qué se mantiene en los planteles?
– Me mata si digo todo eso en una entrevista, pero como ella ya lo sabe, no pasa nada (risas). Es una jugadora que entrena mucho extra, y esa es una de las condiciones para estar, porque cuando nosotros las vemos tienen que venir mejor que la última vez, y Rocío siempre viene un poquito mejor. Ella entiende y cumple bien su rol en el equipo y por eso está y permanece. Le falta lo que la falta a cualquier jugadora en formación: tiene que levantar un poquitito más la cabeza y tener más lectura de juego. Son cosas que se adquieren entrenando.
– También conocés muy bien a Belén Villafañe, una histórica del básquet femenino de Peñarol que la viene remando y hace muchos años que entrena las Formativas del club.
– ¡Ay sí! Fue mi jugadora, al igual que Celeste Selent, así que imaginate si la conoceré bien (risas). Somos colegas, tengo un respeto mayor porque trabaja hace un montón. Dentro del país hay muchas entrenadoras que trabajan igual que Belén y no son reconocidas. Hay que destacárselo porque es un trabajito de hormiga. Hay que estar constantemente entusiasmándola y apoyándola, los padres y los dirigentes. Tienen que estar detrás de este tipo de entrenadores que apuestan a esto. Cuando ella me pide algo yo estoy. Igualmente creo que todos aprendemos de todos y nos enriquecemos.