Mientras transita con tranquilidad sus últimos partidos oficiales como jugador de la Liga Nacional de básquet, Leo Gutiérrez ya sueña con convertirse en entrenador la próxima temporada.

Por Florencia Cordero
Antes de su gran noche de despedida, el capitán de Peñarol reconoció que quiere ser entrenador «apenas termine de jugar» y palpitó con ilusión el que será su último partido el próximo sábado en el clásico ante Quilmes.
-¿Cómo estás viviendo estos días tan especiales?
-Lo estoy llevando muy tranquilo, entrenando y compartiendo momentos de ocio con el equipo también. Fueron días medios locos porque mucha gente te llama, es todo un combo de cosas que están buenas y que te hacen dar cuenta de la decisión que tomaste así que lo estoy disfrutando mucho pero a la vez lo estoy tomando con mucha tranquilidad.
-Está claro que te hubiera gustado terminar la Liga de otra manera, pero… ¿tomaste de otra forma lo que queda una vez que Peñarol aseguró la permanencia?
-Nosotros estábamos con la cabeza tranquila, trabajando de la misma forma sabiendo que existía la posibilidad de jugar un playoff por el descenso, estuvimos tratando de mejorar cosas que estábamos haciendo mal e intentar jugar de la mejor manera posible. En los últimos partidos hemos jugado bien varios juegos, ganamos en canchas difíciles y eso nos dio un poco de tranquilidad para encarar los últimos partidos de la mejor manera.
-¿Se puede disfrutar dentro de la cancha sabiendo que son tus últimos partidos?
-Cuando estás adentro de la cancha querés ganar. Aunque no juguemos por nada vamos por el orgullo, por la camiseta, por Peñarol. Si salen las cosas bien se disfruta más y si ganamos mucho más todavía porque le damos una alegría a la gente que este año le hemos dado pocas.
-¿Imaginás cómo va a ser la noche de tu despedida en el clásico?
-No me imagino nada. Sé que va a ser un partido emotivo y lindo para jugarlo. A la vez ellos van a tener la carga de estar por clasificar a un playoffs. Va a ser lindo como todos los clásicos y emotivo por todas las cosas que pueden llegar a pasar. Es una fiesta para los dos equipos. Espero que la gente disfrute de un buen espectáculo, no porque sea mi último partido, sino porque es un clásico que es el mejor de la Argentina. Estoy agradecido por haber jugado en Mar del Plata, ser parte de los clásicos y poder decir que tuve el privilegio de jugarlos.
-Ya admitiste que tenés pasta de entrenador… ¿te ves dirigiendo en un futuro cercano?
-Quiero ser entrenador apenas termine de jugar. La idea es esa. Cuando pensé en retirarme, pensé también en la posibilidad de ser entrenador. Siento que estoy capacitado y es un desafío lindo para encarar. Cuando llegue el final de la temporada me juntaré con mi representante, analizaremos todo y veremos las posibilidades que hay de conseguir ser entrenador de algún equipo. Mi prioridad es Peñarol como lo fue como jugador. Pero en Peñarol se tienen que analizar muchas cosa también y todavía no se terminó la competencia. Cuando pase un tiempito se verá realmente si mi futuro está acá en Mar del Plata o voy a tener que buscar trabajo en otro lado. No va a ser fácil. Es algo totalmente distinto a lo que estaba haciendo. Creo que lo puedo hacer bien. Me siento capacitado, tengo conocimiento, puedo transmitirle a los jugadores lo que he aprendido durante mucho tiempo. Espero poder hacerlo y si lo hago, poder hacerlo bien.
-¿Te ves como asistente primero o irías de entrada como entrenador principal?
-Me gustaría ser entrenador. Siempre me gustó tomar decisiones. Ser asistente es como no poder tomar las decisiones que vos querés. Quiero ser entrenador. Después se verá. Si tengo la chance, estaría bueno, si no empezaré siendo asistente y aprenderé también porque se aprende en todos lados.
-Se vio esta temporada que Marcelo Richotti te fue dando ese lugar para dar indicaciones en el banco. ¿Surgió naturalmente?
-No solo Richotti, todos mis entrenadores me dieron siempre esa posibilidad de corregir cosas dentro de la chanca o hasta darles consejos a ellos mismos. Todos tuvieron ese lugarcito para mi porque saben que no paro de hablar y me lo tenían que dar si o si. Creo que nunca se enojaron cuando yo di una indicación. A veces dentro de la cancha ves cosas que desde afuera no se ven y lo podés decir de otra forma a tus compañeros. Siempre me dejaron hacer lo que podía hacer de la mejor manera.
-¿Qué le faltó a Peñarol para soñar con algo más en esta temporada y qué le decís a los hinchas?
-Nos faltó tener suerte. Siempre hay que tener una cuota de suerte cuando emprendés una temporada. Tuvimos muchísimas lesiones y eso nos jugó en contra. Agradezco a Dios haber venido a Peñarol. Fue la decisión correcta que tomamos junto a mi familia. Le agradezco a la gente el apoyo de todos estos años. Los voy a extrañar pero voy a estar cerca de Peñarol toda mi vida. Espero poder cumplir algunos sueños más con Peñarol pero -como dijo Sergio Hernández alguna vez- no es un adiós, es un hasta luego.