Los candidatos se medirán en un duelo decisivo de cara al balotaje presidencial. Estrategias, reglas y backstage de una instancia histórica en la democracia argentina. Scioli a todo o nada.
Será el segundo debate presidencial de la historia argentina. Pero el primero para el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, que en la primera vuelta se presumió ganador absoluto y desistió de ir al evento organizado a tal efecto por la ONG Argentina Debate, donde sí fue Mauricio Macri, junto al resto de los postulantes.
Esta vez no habrá atriles vacíos. El referente K y el de Cambiemos se verán las caras en un duelo que se anticipa tenso, sin las condescendencias del anterior.
El escenario es otro: Scioli llega debilitado tras las elecciones del 25 de octubre, en las que se impuso por menos del 3% sobre Macri, y por eso aceptó el debate como una instancia vital de cara al balotaje del 22 de noviembre. En el tramo final de la campaña, el gobernador bonaerense saldrá a jugarse todo, aspirará a captar el voto de los indecisos, a presentarse como el “cambio” dentro del kirchnerismo, a “sciolizarse” ante la audiencia que, desde las 21, seguirá el programa a través de los cinco canales de aire que transmitirán en vivo desde el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Por su parte, Macri tratará de no pecar de “ganador”, evitará cometer errores y dar pasos en falso, esperará -dicen en su entorno-como un boxeador estratégico, cuidando la guardia, midiendo los movimientos de Scioli que, apenas suene la campana, tratará de golpearlo, ponerlo en offside y llevar a ese ring dialéctico la “campaña del miedo” que tanto terreno ganó en los últimos días. Siempre con la precaución de no pisarse los cordones y caer derrotado como un púgil torpe.
Entrenamiento
El mandatario bonaerense se entrenó en la semana con el presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni; con el secretario de Comunicación Pública bonaerense, Juan Courel; con la psicóloga Paola Sojit Churba, una especialista en conferencias y resolución de conflictos; y con un asesor internacional. En tanto que el jefe de gobierno porteño se preparó con el secretario de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Marcos Peña; con el referente económico de Cambiemos, Alfonso Prat-Gay; y con el periodista y escritor Hernán Iglesias Illa. En la víspera, ambos participarán de varios simulacros en los que serán atacados por sus equipos de campaña.
A una semana de la elección que definirá al sucesor de Cristina Kirchner, el abismo que separa a ambos candidatos se une en una coincidencia: el debate de mañana es un escaparate que puede influir en el resultado final y ninguno quiere desaprovecharlo.
Temas, moderadores y reglas
Como en el debate anterior, los candidatos postularán sus propuestas en cuatro ejes: desarrollo económico y humano; educación e infancia; seguridad y derechos humanos, y fortalecimiento democrático. El intercambio se extenderá durante una hora y media; Macri será el encargado de abrirlo, mientras que Scioli tendrá la última palabra.
Cada candidato tendrá dos minutos para desarrollar un tema. Transcurrido ese plazo, el que no exponga tendrá un minuto para hacerle una pregunta o un planteo. Habrá 60 segundos para la respuesta y otros dos minutos para una repregunta y una nueva réplica.
Los moderadores, como en la edición pasada, serán Marcelo Bonelli, Rodolfo Barilli y Luis Novaresio.
> El debate se dividirá en tres bloques, con dos tandas comerciales.
> Habrá interacción entre los candidatos, pero ninguno podrá interrumpir al otro.
> Los postulantes no podrán mostrar material auxiliar (documentos, apuntes, libros, diarios, gráficos, antecedentes, láminas, ni otros elementos).