LO QUE NO PODÍA SER DE OTRA MANERA

Desde hace varios procesos electorales un 60% de argentinos venían avisando que querían cambiar las cosas. Ni los dirigentes del gobierno ni los opositores prestaron atención; y la gente habló.

Al día siguiente del aplastante triunfo de 2011 el gobierno comenzó a perder votos. Medidas que se habían mantenido ocultas -el cepo fue una de ellas-, soberbia incontrolada, aprovechamiento del triunfo para imponer manejos antidemocráticos en la justicia y contra la prensa independiente y sobre todo una corrupción asociada como nunca antes a la impunidad, fueron algunos de los vicios de una administración que creyó que las mayorías eran inalterables y que el país estaba escriturado a su nombre.

Pero para ello contó con un socio inesperado: todo el arco opositor y su insólita incapacidad para tejer alianzas serias y sólidas que aseguraran la representatividad de esa creciente masa descontenta.

Pero ayer la gente dijo basta y tomó la cuestión en sus manos.

El triunfo de Mauricio Macri -que también supo integrar el núcleo duro de los que parecían no entender el mensaje ciudadano reclamando acuerdos y unión- evidencia que la sociedad argentina ya no está dispuesta a esperar y que va decididamente por un cambio. Y tal vez lo ocurrido en la provincia de Buenos Aires sea la muestra más luminosa de ese «acá estamos» de la gente.

Ojalá lo entienda la dirigencia, oficialista u opositora, para evitar que esta independencia ciudadana que ayer conformó un círculo virtuoso pero también reclamante no se convierta en un divorcio mayor del que hoya ya existe entre ella y la gente.

¿Nace una Argentina nueva?; muy posiblemente. Los ciudadanos lo tenemos en claro...nuestros representantes, veremos.