Los agoreros que hacen su negocio con «La Patria está en peligro»

Por César A. Lerena –  ¿La Patria está en peligro?. Ni los chicos van a tomar la sopa con estos aprendices de brujos. Se necesitan más Padres de la Patria y menos pronosticadores del apocalipsis.

Dr, César A. Lerena

Hemos escuchado en estos días, a los que están de un lado del abismo declamar con aire circunspecto que “La Patria está en Peligro” y, también, leído, cientos de detallados argumentos de los
que están del otro lado, respecto a que la Patria ya estuvo en peligro en el pasado reciente y pretérito.

Sinceramente, unos y otros, no hacen más que agregar al pueblo sufriente, una nueva incertidumbre del presente, ya cargado de suficiente pesadumbre como para sumarle el baldón de la Patria en peligro.

Patria, puede definirse de formas muy diversas, pero, para no entrar en discusiones semánticas, me remitiré a indicar lo que dice la RAE: “Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido”. Bueno, también hay un Instituto Patria que sirve de refugio para quienes fueron incapaces de cuidar a la que nos contiene a todos.

Pues bien, además de todos los derechos conculcados y los deberes no enseñados a los ciudadanos, estos iluminados, nos vienen a decir que peligra la tierra a la que estamos vinculados por el afecto.

Nuestra madre está grave, y ellos, desacreditados curanderos, incapaces de formular un diagnóstico adecuado y, un tratamiento eficaz, nos llevan al borde de la grieta y nos muestran un agujero del que no conocen siquiera la profundidad y nos ocultan -como si fuéramos estúpidos- el verdadero interés de mantener la herida abierta.

Pontifican que la Patria está en peligro y, desde atrás de la medianera pretenden darnos cátedra leyendo un repetido libreto que impostan como el peor actor en una escena de terror.

Debieron apelar a Narciso Ibañez Menta para ser más creíbles.
Me pregunto: ¿Qué propuestas concretas nos ofrecen, más que empujarnos al abismo?.

Me pregunto: ¿Qué proponen estos lamentosos a los empresarios? A los que, teniendo todo, no saben competir y están a la espera de la inflación que les asegure la renta. A estos los van a pasar por arriba las producciones asiáticas y las de un mundo que compite para sostener su economía doméstica y el bienestar de sus pueblos.

Me pregunto: les han dicho estos agoreros a los trabajadores y gremios que lejos de reducirse el desempleo este se acrecentará porque los avances tecnológicos y los sistemas operativos arrasarán
con el trabajo manual. ¿Están promoviendo, por ejemplo, nuevas actividades para los bancarios reemplazados por el homebanking o para los carteros que por la digitalización no repartirán más la
correspondencia? Qué les dicen a los peones de playa de las gasolineras cuyo combustible se proveerá por autoservicio; a los empleados de peajes que mutarán por los sensores de telepeaje; a los trabajadores gráficos que reemplazados por los medios digitalizados; a los editores y sus imprentas que se reducirán por vía del eBook; a los operarios de la alimentación que serán reemplazados por la automatización y la robótica en los procesos de formulación, envasado y estiba; a los empleados de almacenes e hipermercados que desaparecerán por obra de las ventas on-line, al igual que los empleados de la industria y el comercio de la indumentaria y otros rubros; a los telefónicos que agonizan en manos de whattsApp, Telegram, Instagram, Facebook etc.; a los camioneros que reducirán su actividad por medios más eficientes como los ferroviarios, marítimos o fluviales; a los fotógrafos que son reemplazados por la telefonía-fotografía celular; a los empleados estatales con la digitalización creciente de los trámites; a los operarios de distintos oficios que son eliminados por obra de los artefactos descartables, etc. etc. No, no está en peligro la Patria.

Caminamos hacia la  pauperización, si quienes tienen obligación o se creen con capacidad de efectuar aportes concretos no lo hacen y se limitan al conjuro inconducente.

Me pregunto: ¿Qué propuestas hacen estos declamadores para resolver la falta de equidad en la educación, la salud y la seguridad de quienes menos tienen? ¿Qué les dicen a los docentes, a los
sanitaristas, a los policías y a los cientos de miles de profesionales, técnicos e investigadores para incentivar su aporte para el desarrollo nacional?

¿Qué proyectos tienen para reducir la pobreza, el hambre, la desnutrición infantil, la violencia de género y el acceso al crédito para la vivienda digna?

Y qué se dirán ellos mismos, los actores, hoy devenidos en pronosticadores de La Patria en peligro, que serán colonizados por las series extranjeras, si no se ocupan de estudiar el libreto, mejorar la dicción y cambiar la facie en cada obra, en lugar de profetizar cadavéricamente el destino de nuestra nación.

La Patria no está en peligro, estos señores la quieren mostrar en peligro, corren a comprarse fideos y difunden consignas depresivas, sin percibir que los que verdaderamente la colonizan, esquilan y extraen alegremente nuestros recursos naturales, bajo su mirada silenciosa, no tienen intención de ponerla en peligro y matar la gallina de los huevos de oro, sino de colonizarnos por siempre y necesita, que estos ineptos, con la mano en alto, uñas enceradas y voz de mando, nos indiquen “animémonos y vayan” en lugar de trabajar a brazo partido por el destino de cada uno de
los argentinos.

Ni los chicos van a tomar la sopa con estos aprendices de brujos. Se necesitan más Padres de la Patria y menos pronosticadores del apocalipsis.