¿Los buenos o los malos?: Ritondo quiere expulsar 3.000 efectivos

Ya ha dejado afuera a 750 y quiere llegar a los 3.000 a de fin de año. Cerca de la gobernadora se sospecha que «la purga» está destinada a sacar a los mejores para consolidar «los negocios».

Es una carrera contra reloj la que por estas horas tiene ocupada a María Eugenia Vidal en uno de sus objetivos fundamentales: reforma la vieja y desprestigiada policía provincial y convertirla en una fuerza aliada a la gente y, por supuesto, a su gobierno.

Las divisiones en el seno de la administración no ayudan en nada. Durante todo el día recibe denuncias e informes acerca de traiciones, conjuras y planes secretos. La mayoría apuntan a su Ministro de Seguridad Cristian Ritondo, por estas horas en el ojo de la tormenta.

Hay una lista de aproximadamente tres mil efectivos de La Bonaerense que Ritondo depositó en marzo sobre el escritorio de Vidal. Según el funcionario son los que deben ser apartados de la fuerza para terminar con los resabios de la Maldita Policía.

Ya hay cerca de 750 que han sido dejados afuera -a un promedio de aproximadamente tres sumarios iniciados por día- pero no son pocos los conocedores de la fuerza que sostienen que lo que se busca es sacarse de encima a muchos oficiales y agentes que lo que quieren es terminar con los vicios que han caracterizado a la institución.

Sostienen que la torpeza con la que se manejó la cuestión de los aumentos salariales solo puede explicarse en la intención de generar descontento, producir medidas de fuerza y aprovechar la oportunidad para sacarse de encima a muchos de los díscolos.

¿Quién iba a protestar?, se preguntan. ¿Los que están en la joda y se llevan al bolsillo lo suficiente como para que el salario les importa poco y nada?, se responden descontando que la queja quedaría circunscripta a quienes no tienen otro ingreso que el sueldo honestamente ganado.

Ritondo ha dejado trascender por estas horas que hay un plan n marcha para atentar contra su vida busca con ello acelerar la purga, una vez fracasado el intento de asustar a Vidal con una denuncia similar para atacar a ella y a su familia. La gobernadora -que está dando muestras de coraje personal que sorprenden a propios y extraños- optó por blindar a los suyos, reprogramar su custodia personal y seguir adelante con la idea de airear a la policía.

La preocupa la posibilidad de una medida de fuerza -tal vez recuerde la repercusión de aquella que debió padecer Daniel Scioli y que representó una verdadera conmoción social- pero sabe que la cuestión está madurando y comienza a sospechar que Ritondo no puede o no quiere salirle al paso.

Por el momento intenta no ceder a las presiones ni tomar decisiones que puedan representar una hipoteca futura. Sabe que más temprano que tarde va a tener que cambiar la cúpula y trata calladamente de «escuchar» con una oreja lo que ocurre por estas horas en la tropa.

¿La otra oreja?, la tiene atenta a las cosas que sospecha que pasan en su cercanía.

Y que no le gustan nada.