Redacción – «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros» inmortalizó el genial cómico en una de sus recordadas humoradas. No imaginaba que en Mar del Plata le saldrían buenos imitadores.
Ya en octubre de 2020 el bloque de concejales del Frente de Todos se negaba a acompañar un proyecto de la radical Cristina Coria pidiendo formalmente al gobierno provincial que autorizase el regreso de las clases presenciales para los últimos años de las escuelas primarias y secundarias de Mar del Plata con los protocolos correspondiente.
Más acá en el tiempo, para justificar la insistencia de su bloque a defender las medidas restrictivas sobre la ciudad, el concejal Marcos Gutierrez sostuvo que «están pidiendo un cambio en el DNU que afecta a todo el país y que eso incluye a General Pueyrredon, por eso no acompañamos el pedido del oficialismo. Decidimos no acompañar porque el actual DNU se está venciendo y en el congreso se está debatiendo una ley para determinar cómo seguir manejándonos en cada distrito en el marco de la pandemia”, aclaró.
Sin embargo la ley no salió y nada cambió en la postura de no acompañar los pedidos del oficialismo, de los comerciantes y de los padres de alumnos de General Pueyrredón.
El mismo Gutierrez, en ocasión de cambiarse el texto original del DNU presidencial para colocar a los grandes distritos gobernados por Juntos por el Cambio en Fase 2, ejerció una defensa de esa situación que condenaba a miles de marplatenses a la inactividad y una vez más cerraba las escuelas locales.
“Habida cuenta de esto le sugiero al intendente Montenegro que se dedique más a controlar y cuidar a los marplatenses y batanenses durante el confinamiento y menos a criticar la histórica campaña de vacunación que avanza a gran y sostenido ritmo. No controlar es no cuidar”, dijo el edil opositor al sostener que el encierro era inevitable hasta que se culminara el operativo de vacunación. Nada comentó acerca de las aperturas que al mismo tiempo se ordenaban en los distritos gobernados por el sector político que representa…
Su compañera de bancada la concejala Marina Santoro afirmó que la situación sanitaria de Mar del Plata “es una amenaza para toda la región y para los vecinos que vivimos en ella”. “Mientras tanto el gobierno municipal no controla, no cumple con DNU y funcionarios que no funcionan como Fernando Muro, solo critican. Caras de piedra!!”, dijo.
Mucha enjundia que de golpe se convirtió en aquiescencia cuando, encuestas en mano, desde La Plata comprendieron el efecto devastador que esta actitud persecutoria contra Mar del Plata, resolvieron de un día para el otro cambiar de estrategia y retornar a la ciudad a Fase 3 permitiendo, entre otras cosas, abrir las escuelas.
“Es una gran noticia que se logró gracias al esfuerzo colectivo de todos y todas. Como dijo Axel, fue y sigue siendo un esfuerzo enorme, y por eso agradecemos a la población de Mar del Plata y Batán”, señaló en un comunicado el bloque local del Frente de Todos, llegando a afirmar ahora que el sector “siempre priorizó el cuidado de la salud de los y las marplatenses y batanenses” insistiendo en «la necesidad de que el intendente Montenegro refuerce los controles e impulse la inscripción para que cada vez más personas puedan vacunarse». En resumen…el cierre era culpa «del otro».
Si no fuese que estas volteretas en el aire provienen de quienes han sido elegidos por la ciudadanía para integrar las instituciones de gobierno de General Pueyrredón, sería hasta divertido ver los malabares dialécticos que a cada paso deben lograr para justificar lo que es tan solo una política basada en el «ni si, ni no…pero todo lo contrario».
Algo que seguramente sería mucho más sencillo si alguna vez, desde La Plata, los caciques de este kirchnerismo vertical y despreciativo de propios y ajenos se dignaran integrar a las decisiones a quienes, se supone, los representan en General Pueyrredón.
Porque aquella frase atribuida al genial cómico y que describe al político que acomoda su discurso, para decir lo que sus seguidores o en este caso sus jefes quieren oír, parece haberse instalado como oración laica en todos y cada uno de quienes buscan abrirse paso a los codazos para ver si pueden seguir siendo parte del carrousel de la alegría en que se ha convertido el conchabo público.
Mientras tanto habrá que acostumbrarse a este «marxismo grouchoniano» y aceptar pacientemente que nunca nada es lo que parece…