Por Adrián Freijo – El teorema de Pitágoras sostiene que la hipotenusa surge de la suma de los cuadrados de los catetos. Pues bien, los que aconsejan a Cristina sobre deuda bien pueden llamarse así.
Los «cuadrados» -sean de la hipotenusa o simplemente de la vida- suelen ser engolados, exagerados, dignos émulos del pavo real que para lo único que sirve es para mostrarse. Y cuando a un de estos cuadrados le surge la posibilidad de aparentar desde lo teórico -también como el digno plumífero son mus escuetos a la hora de trabajar- no hesitan en echar mano a frases rocambolescas que permitan dejar entrever un conocimiento que ni tienen ni les interesa.
Un grupo variopinto de personajes de la fauna política y sindical -con los adscriptos habituales- firmó en las últimas horas una “Proclama del 25 de mayo” que le fue alcanzada al presidente Alberto Fernández con supuestas líneas directrices para que el mandatario encare el pago de la deuda externa argentina.
Entre los cultores de esta versión moderan de la jornada histórica de 1810 -aunque en este caso el mensaje sería «nosotros sabemos de que se trata»- se encuentran destacados economistas y númenes de la argentinidad como Pablo Moyano (Sec. Gral. Adjunto Camioneros) que parece saber que hacer con la inmensa deuda nacional pero no da pie con bola con la del club Independiente que preside con su padre Hugo, Héctor Daer (Sec. Gral. CGT) que supo aplaudir varios endeudamientos y luego ovacionar otros tantos defaults, Hugo Yasky (Sec. Gral. CTA) que aparentemente tardó menos en contar los morlacos que debe el país que los votos de la elección de su central obrera en la que perdió pero, a la espera del resultado oficial, sigue comandando, Andrés Gallardo (Pte. Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Económicos y Sociales y la Doctrina Franciscana) ese magistrado en lo contencioso administrativo que ostenta el inusual récord de que jamás una Cámara o la Corte hayan confirmado alguno de sus excéntricos fallos siempre teñidos de tirrias ideológicas, Víctor Hugo Morales (Periodista) que al parecer es ahora especialista en finanzas internacionales, algunos gobernadores como Gustavo Melella ( Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur) – Gildo Insfrán (Gobernador de Formosa) del que no se sabe si se autorizó a si mismo para salir de su provincia o se permitirá volver, Felisa Miceli (Ex-ministra de Economía) condenada por aquel sobre lleno de dólares «olvidado» en su despacho y Amado Boudou (Ex Vicepresidente) condenado por muchos más sobres y olvidos que su antecesora.
La propuesta acercada a la Casa Rosada, con contenidos que hacen pensar que solo falta en el grupúsculo» el Adolfo» Rodriguez Saá para anunciar entre ovaciones -incluidas las de algunos de los firmantes– el ingreso de Argentina en default, vuelve a plantear viejas y conocidas recetas que terminaron invariablemente con el país aislado, embargado y desfinanciado:
«Impulsar la suspensión de los pagos por capital e intereses con el FMI y el Club de París, mientras se extienda la emergencia sanitaria».
«Reprogramar los vencimientos con todos los organismos financieros internacionales con plazos acordes a las verdaderas posibilidades de pago del país».
Claro que para conseguir estas metas se debería contar con el acompañamiento de los acreedores, algo que por el momento no pareciera estar ni cercanamente asegurado, o insistir en aquellas rupturas unilaterales que tanto daño hicieron antes y que, en las actuales circunstancias de la economía mundial, serían poco menos que un suicidio.
Pero ya sabemos que «los hipotenusos» hacen siempre de su condición cuadrada un canto a la ingenuidad. Sobre todo cuando proponen «utilizar la cuota que le correspondería a la Argentina (estimada en aproximadamente 4.350 millones de dólares), de la emisión esperada de Derechos Especiales de Giro (DEG) por parte del FMI de USD 650.000 millones totales, para fortalecer las reservas internacionales del BCRA, aliviando las restricciones que limitan la atención de los graves problemas derivados de la pandemia Covid-19 y privilegiando la salud, educación, vivienda, trabajo, reducción de la pobreza e indigencia, entre otros y no al pago de la deuda por capital, intereses o gastos».
Por si el lector no cayó en cuenta vamos a pasárselo en limpio: le proponen a Alberto tomar el dinero del FMI para engañar y estafar…al FMI. La vieja tentación nacional de creer que todos, salvo nosotros, son estúpidos.
Repasando los nombres y leyendo entre líneas es inocultable que esta nota -considerada un ejemplo de derecho soberano por Eugenio Zaffaroni, el ex juez que ha sabido demostrar como se puede hacer para sacar la mejor renta posible a sus inversiones inmobiliarias- es claro que la presión se inscribe en la creciente pelea entre el presidente y su vice y la intensa y novedosa inquina que la viuda de Kirchner ha desarrollado con respecto al ministro de Economía Martín Guzmán.
Y porque el texto, si de ideas disparatadas se trata, lleva la impronta letra por letra del pensamiento de Axel Kicillof, aquel titular de Hacienda que supo conseguir que hasta la Fragata Libertad quedara embargada en un lejano país africano.
Y que al parecer, no aprendió nada…