Qué tributos está abonando un consumidor cada vez que compra un producto o contrata un servicio. La presión impositiva, en su máximo histórico.
Los impuestos son parte de la vida diaria de cualquier consumidor. Algunos, como Ganancias, se ven directamente en el recibo de sueldo. Otros, como el ABL, llegan en la boleta al domicilio. Pero los argentinos pagan otro conjunto de impuestos que, aunque no ven, impactan directamente en los precios de venta de, prácticamente, cualquier producto que se consume a diario, más allá del IVA (el más conocido).
Cigarrillos, nafta, indumentaria, carne, arroz, cerveza, gaseosas, whisky, autos y hasta las llamadas por celular tributan. La suma de todos los impuestos que afectan a un trabajador argentino lleva a que, hoy, la presión tributaria esté en su record histórico.
“Supera el 40 por ciento del PBI entre los niveles nacional, provincial y municipal”, explica César Litvin, socio del estudio Lisicki, Litvin & Asociados. En los últimos 15 años, registró un crecimiento sin precedentes: mientras que en 1993 era del 19,6 por ciento, para 2008 ya había pasado a 30,3 por ciento del PBI.
Esto se debe, en parte, al aumento de impuestos nacionales (pasaron del 16 al 21 por ciento), provinciales (del 3,7 por ciento al 4,3 por ciento) y a la aparición de otros nuevos, como las retenciones a las exportaciones.
La recaudación a través de impuestos se convirtió en una de las cajas más importantes del Gobierno. En abril –último dato disponible al cierre de esta edición–, fue de $ 92.737 millones, un 37,7 por ciento más que en el mismo mes de 2013, un valor similar al de la inflación anual calculada por los privados.
En términos reales, se calcula que la AFIP recaudó apenas entre 0 y 2 por ciento en la variación interanual, lo que se podría tomar como indicador de una desaceleración de la actividad económica.
El IVA (Impuesto al Valor Agregado) representa casi el 30 por ciento de la recaudación total, según los datos oficiales, y en su versión neta creció 38 por ciento en promedio en el acumulado de los primeros cuatro meses de 2014 versus igual lapso del año anterior.
Sin inflación, la suba no sería de más del 2,5 por ciento. Casi un cuarto de la recaudación provino de los aportes a la seguridad social y contribuciones patronales, que crecieron 20 por ciento interanual en abril, también según datos oficiales. En el combo de impuestos conviven tributos nacionales, provinciales y municipales, que se suman al IVA y los aportes previsionales, como Ganancias, Ingresos Brutos, Bienes Personales y el gravamen a los Débitos y Créditos Bancarios (impuesto al cheque), entre otros.
“Los que no se ven son los impuestos al consumo o indirectos. El más típico, porque es de aplicación generalizada, es el IVA. Son muy pocos los productos que no están sujetos a él, como la leche y el agua, pero es un abanico muy limitado”, explica Andrés Edelstein, socio de Asesoramiento Impositivo y Legal de PwC Argentina.
Y añade que, si bien en promedio es del 21 por ciento, también puede ser del 10,5 para algunos alimentos o del 27 por ciento. Así, según sus cálculos, al comprar un producto de $ 100, sólo $ 17,36 por ciento ya son del IVA. “Este es el que se calcula con mayor precisión”, agrega.
Otros, como Ingresos Brutos, tienen un efecto cascada y resulta más difícil su cuantificación, porque lo tributa cada parte de la cadena de suministros y se incluye en el costo.