Sectores del alfonsinismo intentaron que no hablara en la convención partidaria, pero la gobernadora no solo lo hizo sino que les bajó línea como si fueran propios. ¿Aliados confiables?.
La llegada de María Eugenia Vidal al Coliseo Podestá donde se realizaba la convención nacional de la UCR estuvo cargada de tensiones. Minutos antes que el auto de la Gobernadora estacionara frente al teatro un sector del radicalismo se plantó y amenazó con que sería abucheada por los convencionales de las provincias del interior.
Quien promovió esas tensiones fue un sector del alfonsinismo, molestos con la decisión de que Vidal hablara en la convención. «Tiene que saludar y listo, no bajar línea», dijo un radical en los pasillos del teatro.
Vidal se sacó fotos con la cúpula del partido. Luego estuvo durante el himno (no hubo marcha radical) y no se privó de un discurso en el que bajó línea PRO. Luego se iría para que los convencionales definan la estrategia del partido.
Las amenazas del alfonsinismo no se cumplieron. Vidal habló sin que ningún convencional lanzara una crítica, algo que si pasó luego cuando Daniel Salvador tomó el micrófono.
Vidal fue breve, pero bajó línea macrista. «Necesitamos que quienes promovemos los mismos valores estemos en el mismo barco. Ese barco fue el que se gestó el sábado en la marcha. La movilización del sábado nos hizo sentir que no estamos solos«, dijo la Gobernadora.
«Los cargos y las elecciones pasan, pero los compromisos no», indicó en relación a la continuidad de Cambiemos. «Estamos en una Argentina donde todavía hay gente que quiere que al gobierno le vaya mal», agregó.
«Los ciudadanos necesitan que dejemos de lado por una vez, después de décadas, lo chiquito, lo mezquino, la especulación. Que no ofrezcamos relatos ni grandes banderas que después resultan falsas», agregó en lo que muchos tomaron como una crítica no solo al peronismo sino también a quienes desde dentro del radicalismo promueven un aislamiento en base a la historia que evidentemente ha quedado huérfano de apoyo popular.