Los refugiados: el nuevo drama de un mundo que marcha hacia el abismo

Informe EspecialEl mundo asiste al desplazamiento de masas humanas que huyen del hambre, la guerra, las persecuciones y el cambio climático. ¿Qué hacer con ellos?.

 

Pese a la pandemia, el cierre de las fronteras y la multiplicación de restricciones a la circulación en todo el mundo, la cifra de refugiados y desplazados siguió creciendo el año pasado y superó la barrera de los 82 millones, el doble que hace una década, lo que demuestra que los conflictos existentes se agravan, nuevos surgen y la gran mayoría de las personas expulsadas continúan sin poder volver a sus casas.

«Un 1% de la población mundial es desplazada, es decir una de cada 95 personas. Uno podría preguntarse: si esta tendencia se mantiene, ¿a dónde podemos llegar? Muy posiblemente en los próximos años llegaremos a más de 100 millones de personas desplazadas, pero la pregunta es ¿cuán pronto?», alertó en diálogo con Télam Juan Carlos Murillo, representante regional para el sur de América Latina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Pese a su preocupación, Murillo reconoció que esperaban «que la cifra fuera aún más alta»

«La pandemia ha hecho que el número, aunque subió, no lo hizo en proporción a la situación humanitaria que tenemos en distintas partes del mundo», advirtió.

De los 82,4 millones, de los cuales un 42% son menores de edad, 26,4 millones son refugiados -es decir personas que debieron abandonar su país de origen-, mientras que 48 millones son desplazados internos y, aunque se vieron forzados a dejar su hogar, su trabajo y sustento, se mantienen dentro del mismo territorio, según el último informe global del Acnur publicado ayer.

Además, hay 4,1 millones que pidieron asilo en el mundo y 3,9 millones de venezolanos que cruzaron las fronteras para escapar de una situación económica calificada por la propia ONU como una crisis humanitaria. A ellos se los llama desplazados en el exterior porque salieron del país pero no pidieron asilo para ser reconocidos como refugiados.

A contramano de las polémicas desatadas en los últimos años en varios países de la Unión Europea por la llegada de refugiados y, más recientemente, la ley sancionada por Dinamarca para enviar solicitantes de asilo fuera de Europa, los países ricos apenas acogen a un 27% de los refugiados en el mundo.

NI LA PANDEMIA FRENÓ LA TRADICIÓN ARGENTINA DE RECIBIR REFUGIADOS

Argentina es un país con una larga tradición de recibir refugiados y solicitantes de asilo de distintas latitudes, especialmente desplazados externos venezolanos en los últimos años, en un proceso que también se vio afectado por la pandemia con una desaceleración de las llegadas y un incremento de los pedidos de ayuda social.

«La hospitalidad y generosidad argentina con respecto a personas refugiadas migrantes está ligada a su historia nacional. El país siempre ha recibido personas refugiadas y migrantes a lo largo de su historia y de hecho Argentina es considerada uno de los países más solidarios y amigables con las personas refugiadas», indicó a Télam Juan Carlos Murillo, representante regional para el sur de América Latina de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados.

De acuerdo a la Comisión Nacional para los Refugiados (CoNaRe) que depende del Ministerio del Interior, durante el 2020 se procesaron 1509 solicitudes del estatuto de refugiado, la mitad que en 2019 y la cifra más baja en cinco años, una caída que se explica en gran parte como consecuencia de las restricciones globales impuestas ante la pandemia.

El coronavirus también agravó la crisis socio-económica de este sector de la población migrante, tanto de los que llegaron recientemente como los que ya residían en el país: el Acnur y sus agencias asociadas brindaron este año ayuda social a 16.923 personas, un 262% más en comparación con 2019.

En cuanto al origen, el 39% de quienes solicitaron el estatuto de refugiado el año pasado son venezolanos, un flujo que se expande en toda la región con unos 4,6 millones que migraron a distintos puntos de América Latina y el Caribe.

SIRIA: TRAS UNA DÉCADA DE GUERRA HOY REPRESENTA LA PEOR CRISIS MUNDIAL

Cuando estalló la guerra, en 2011, Siria tenía alrededor de 22 millones de habitantes; hoy más de 13 millones ya tuvieron que dejar sus casas y la mitad de ellos llegó a salir del país en busca de refugio en campamentos hacinados cerca de la frontera, en un clima siempre tenso en Turquía o en una Europa que le terminó cerrando las puertas.

Según las últimas cifras actualizadas del organismo de la ONU para refugiados (Acnur), 6,7 millones de sirios se refugiaron fuera del país y otros 6,7 millones se convirtieron en desplazados internos dentro del territorio.

Aunque el Gobierno de Bashar al Assad logró recuperar el control de una parte importante del país gracias al apoyo de sus aliados externos -Rusia, Irán y la milicia islamista libanesa Hezbollah-, ni los refugiados ni los desplazados internos han podido volver a sus ciudades, pueblos, casas en número significativos, según el registro de retornos de la Acnur de 2020.

El drama de los refugiados sirios causó enormes gestos de solidaridad en un comienzo en la comunidad internacional y la opinión pública mundial, especialmente en Occidente, por dos grandes razones.

Por un lado, la salida desesperada y masiva de personas que escapaban a bombardeos del Ejército sobre ciudades o la violencia de grupos islamistas radicales y opositores conmocionó y sacudió a millones de personas.

Por otro lado, porque la mayoría de los que escapaban hacia el exterior eran opositores o críticos del presidente de Al Assad, una figura enemiga de las potencias occidentales.

VENEZUELA REPRESENTA EL MAYOR DRAMA DE AMÉRICA LATINA

Venezuela constituye uno de los mayores problemas migratorios del mundo, con al menos 5,4 millones de venezolanos fuera de su país, de los cuales más de 800.000 solicitaron asilo y más de 140.000 fueron reconocidos oficialmente como refugiados, según datos de la ONU.

Este éxodo, que equivale al 18,9% de los 28,52 millones que viven actualmente en Venezuela, se multiplicó en los últimos cuatro años, según diversas organizaciones especializadas, y representa «una de las crisis más desfinanciadas del mundo actual», según el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), por lo que la ONU volvió a reclamar el jueves pasado un fondo de 1.400 millones de dólares para atender a esas personas.

Con «un aumento de 8.000% en el número de venezolanos y venezolanas que solicitaron la condición de refugiado en todo el mundo desde 2014, principalmente en las Américas», la venezolana se convirtió en «una de las principales crisis de desplazamiento» del planeta, afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) en su página web.

El Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, también de la ONU) estimaban que a fines de 2020 había 5,4 millones de venezolanos fuera de su país, de los cuales 50,7% eran mujeres y 13,8%, menores de 19 años.

Asimismo, 806.411 de esos venezolanos habían solicitado asilo en los diversos países que los recibieron y otros más de 140.000 ya habían sido oficialmente reconocidos como refugiados, según Acnur.

De las solicitudes de asilo, 62,6% estaban radicadas en Perú, 15,2% en Estados Unidos, 10,7% en Brasil y 2,3% en Colombia. Con 0,4%, la Argentina figuraba en décimo lugar en esa lista.

AFGANISTAN: LOS MILES DE REFUGIADOS HABLAN DE UN DRAMA QUE NO TERMINA

La guerra y la rebelión son una constante en Afganistán desde hace por lo menos cuatro décadas, así que no es de extrañar que el país islámico y bisagra entre Asia Central y del Sur esté entre los tres que más aportan al total de refugiados en el mundo.

Después de 20 años de combates continuos, la más reciente intervención militar extranjera está tocando a su fin, pero sin que Afganistán haya cerrado su conflicto interno, lo que sigue sin permitir el regreso de muchos refugiados.

El organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) dijo esta semana que se preparaba para otra probable ola de desplazamiento de civiles en Afganistán luego que Estados Unidos y la OTAN retiren, este año, las tropas que tienen en el país desde 2001.

Desde la invasión militar extranjera de 2001, más de 5,7 millones de exrefugiados afganos retornaron a su país, pero muchos volvieron a irse a Irán o Pakistán por la continua violencia, el desempleo o la falta de instalaciones educativas y sanitarias.

Según cifras del Acnur de este mes de junio, todavía hay en todo el mundo 2,6 millones de refugiados registrados como procedentes de Afganistán, la tercera mayor población de refugiados y desplazados externos después de las originarias de Siria y Venezuela.

El 90% de los refugiados afganos viven en Irán y Pakistán, dos países limítrofes.

Además, dentro de Afganistán hay 4,8 millones de desplazados internos, también de acuerdo al Acnur.

Según las últimas cifras proporcionadas por Irán, el país alberga a 780.000 refugiados afganos, el 96% de los cuales vive en áreas urbanas, mezclado con los iraníes.

SUDAN DEL SUR: EL PAÍS JOVEN QUE PASO DE LA ESPERANZA AL EXILIO MASIVO

Sudán del Sur es el país más joven y la nación de origen de la cuarta mayor población de refugiados y desplazados externos detrás de Siria, Venezuela y Afganistán, y también posee la tercera cifra más grande de desplazados internos de África, con 2,3 y 1,6 millones, respectivamente.

Arrasada por una guerra civil que dejó cientos de miles de muertos y devastó su economía, la nación de África oriental es una de las más proclives al conflicto armado, menos felices y en mayor riesgo de colapso, según tres reconocidos índices mundiales.

Sudán del Sur, de 12,7 millones de habitantes, se independizó de Sudán en 2011, años después de una primera guerra civil; pero en 2013 se sumió en otro complejo conflicto armado interno e interétnico, que enfrentó a fuerzas del Gobierno y de la oposición.

Se estima que unas 400.000 personas murieron en la guerra, marcada por terribles atrocidades, hasta que los líderes Salva Kiir y Riek Machar firmaron la paz y formaron un Gobierno de unidad en febrero de 2020, abriendo la puerta al retorno de un grupo de refugiados.

EL PUEBLO PALESTINO REPRESENTA EL 25% DE LOS REFUGIADOS DEL MUNDO

En la segunda mitad de la década de 1940, con la guerra regional que terminó en la independencia del Estado de Israel, más de 700.000 palestinos tuvieron que huir de sus casas -en territorio hoy israelí- y se convirtieron en refugiados, una condición que más de 70 años después heredaron sus hijos, nietos y bisnietos hasta sumar más de 5,7 millones, es decir, casi un cuarto del total de refugiados mundial.

De un total de 900.000 palestinos que vivían antes de la partición impuesta por el alto el fuego negociado tras la guerra de 1948, sólo permanecieron entre 120.000 y 150.000 en lo que hoy es territorio israelí. Entre 1947 y 1949, los más los 700.000 restantes debieron abandonar sus hogares y huir al exilio, y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) les confirió el estatus de refugiados.

Muchos de ellos aún conservan o heredaron las llaves originales de las casas que dejaron atrás, un símbolo que se reproduce en muchas de las entradas de los campos de refugiados palestinos en Medio Oriente.

Hoy conforman la población con status oficial de refugiada más antigua del mundo, ya por la tercera generación y se han convertido en uno de los puntos más sensibles de todo diálogo de paz entre israelíes y palestinos para resolver el conflicto, ya que Israel, un país de unos ocho millones de habitantes, rechaza el reclamo de un retorno de los refugiados reconocidos por la Unrwa.

Y como los refugiados se niegan a abandonar su reclamo, reconocido en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, millones de ellos continúan viviendo en campos en los territorios ocupados por Israel desde 1967 y países vecinos, como Siria, Líbano y Jordania.

Aunque la Unrwa está presente en cada país en donde existe al menos un campo de refugiados palestinos, esta población desplazada depende en última instancia de la legislación y las prácticas de las autoridades de los países de acogida o de Israel, en caso de los territorios ocupados: Cisjordania y la Franja de Gaza.

LOS REFUGIADOS CLIMÁTICOS: UNA NUEVA REALIDAD QUE PUEDE CAMBIAR AL MUNDO

Solo en 2020, más de 30 millones de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares por eventos climáticos extremos y, si bien lo hicieron con el respaldo de Gobiernos u organizaciones humanitarias que los consideran «refugiados climáticos», ese estatus jurídico no existe en el derecho internacional y, cuando la tormenta acaba, su destino vuelve a quedar en sus manos.

Según la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, es refugiado aquel que ha cruzado fronteras internacionales «debido a fundados temores de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas».

En algunos contextos, la definición abarca también a personas que huyen de «eventos que alteran gravemente el orden público».

La pregunta que plantean los activistas climáticos entonces es quién se hace cargo de las personas obligadas a desplazarse por eventos climáticos, casos en los que la responsabilidad suele ser más difusa.

En 2004, dos millones de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares en el Sudeste Asiático cuando un terremoto afectó el Océano Índico y desató una serie de tsunamis que golpeó a 14 países.

«Cuando esas personas quisieron volver a sus tierras ya estaban todas privatizadas y empezaban a construirse los hoteles cinco estrellas que hoy en día están ahí localizados», contó a Télam Leonel Mingo, coordinador de la campaña de cambio climático de Greenpeace Argentina.

«A esa gente, ¿cómo las contabilizamos? ¿Son personas a las que echaron de su casa? ¿Son refugiados por un proceso político económico o por causa del tsunami, que es claramente una cuestión ambiental?», inquirió Mingo.

Por otro lado, esa gente, a la que la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) define como «personas desplazadas en contextos de desastres y cambio climático», no solo es aquella que aparece en las noticias cuando se produce un evento climático en alguna parte del mundo.

CONCLUSIONES: LA GUERRA DERROTA A LA DIPLOMACIA Y DEJA SOLA A LA HUMANIDAD

La Segunda Guerra Mundial fue la mayor causa de personas refugiadas en el siglo XX, con aristas que incluyen a judíos, kurdos y hasta a los propios alemanes, pero antes y después de esa contienda hay otros conflictos emblemáticos que dejaron como secuela a cientos de miles de desplazados forzados lejos de sus tierras.

En 2015 la foto del niño Aylan Kurdi ahogado en las costas del Egeo conmovió a la humanidad. Seis años después nada ha cambiado…

En los prolegómenos y durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi deportó entre siete y nueve millones de europeos. De estos, seis millones de refugiados fueron repatriados por los Aliados tras la victoria frente a Alemania, en 1945, y la mayoría de ellos fueron alojados en campos y centros urbanos para refugiados.

La mayoría de los refugiados judíos estaba en la zona ocupada por los británicos en Alemania del norte y la zona ocupada por los estadounidenses en el sur, y buscaban establecer una patria judía en Palestina, según consigna la Enciclopedia del Holocausto confeccionada en Israel.

Tras varios conflictos y negociaciones, el 14 de mayo de 1948 se anunció la creación del Estado de Israel, con la oposición manifiesta del mundo árabe.

La Guerra Civil Española (1936-1939) también generó muchos refugiados. Todos del derrotado bando republicano.

Entre marzo de 1937 y octubre de 1938, cuando la guerra estaba lejos se resolverse en favor del ala fascista, liderada por Francisco Franco, entre 2.900 y 3.200 niños, casi todos hijos de comunistas españoles, fueron enviados por sus padres a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Tras la victoria del franquismo muchos de esos niños huyeron hacia otras latitudes y otros quedaron en Rusia e incluso combatieron en la Segunda Guerra Mundial en el Ejército Rojo, como fue el caso del hijo de la líder comunista española Dolores Ibárruri, Rubén Ruíz Ibárruri, que murió durante los combates de Stalingrado.

Con la derrota de la República, en 1939, miles de españoles cruzaran a Francia, que tuvo 440.000 refugiados de ese país en su territorio, que fueron a parar a campos de prisioneros en el sur, como Gurs, St. Cyprien y Les Milles.

Francia, que tenía por entonces un sector pronazi, liderado por el general Philippe Pétain, fue un territorio hostil para los refugiados españoles, que, tras la invasión alemana, en 1940, fueron sometidos a trabajos forzados, mientras otros 30.000 fueron a parar a campos de concentración nazis.

Otro grupo emblemático de refugiados de la historia cercana son los armenios, que siguen reclamando justicia por el genocidio de entre 1,5 y 2 millones de civiles a que los sometió el disuelto Imperio Otomano, y que la actual Turquía se niega a reconocer.

Se trató de la deportación forzosa y el intento de exterminar a la cultura armenia por parte del Gobierno de los Jóvenes Turcos, entre 1915 y 1923, lo que dio lugar a una diáspora que determinó que grandes cantidades de armenios vivieran en campos de refugiados.

Luego, esos refugiados fueron la base de colectividades diseminadas por todo el mundo, al punto de que los armenios en el exterior actualmente cuadriplican a la población de Armenia, de unos 3,3 millones de habitantes.

La Guerra de Vietnam también provocó una ola de refugiados a nivel global, que incluso tocó a Argentina.

En 1975, con la derrota de Vietnam del Sur y Estados Unidos, más de tres millones de vietnamitas, laosianos y camboyanos –las tres naciones de la antigua región de Indochina- huyeron hacia Tailandia para no quedar en manos del triunfante Gobierno comunista.

Naciones Unidas convocó a 65 países a un acuerdo para recibir a estos refugiados y así la dictadura argentina de Jorge Rafael Videla, ávida de reconocimiento internacional, recibió a varios miles de laosianos y camboyanos que hoy, casi medio siglo después, están afincados en varias localidades de Misiones y de la Patagonia.

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