Macri le pidió a Michetti que baje el tono en el tema de los ñoquis

Marcos Peña recibió a Miguel Pichetto en la Casa Rosada, con la misión de acercar posiciones ante un año legislativo en el que Mauricio Macri necesitará del bloque de FpV en el Senado.


El jefe de esa bancada concurrió junto al gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck, quien derrotó a Pichetto en las últimas elecciones y había sido convocado por el ministro del Interior,

Pero Peña entendió que era buen momento para contener a Pichetto. Supo que no estaba del todo conforme con el tono que le dio Gabriela Michetti a su decisión de echar a 2035 empleados del Senado, la mayoría nombrados durante el último año de la gestión de Amado Boudou.

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Pichettto respaldó la medida y le valió el rechazo de una docena de sus senadores, que a través de un comunicado aclararon no estar de acuerdo con la ola de despidos y anticipan un duro debate interno.

El rionegrino asumió el costo, pero esta semana ni bien llegó desde Río Negro entendió que lo mejor era no seguir con el tema. Pero Michetti lo retomó cada vez que tuvo un micrófono enfrente.

El miércoles Pichetto se reunió con la vicepresidenta y le exigió dejar de hablar de ñoquis porque no hacía más que ensuciar la Casa. También lo visitó Ernesto Sanz, que ya dejó su banca pero conserva una vieja amistad con Michetti y conoce como pocos los movimientos del jefe del bloque FpV.

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Con esa chapa, Sanz le explicó a Michetti que era mejor evitar seguir ocasionando un alto costo político a Pichetto, porque en marzo lo necesitarán nada menos que para nombrar jueces, embajadores y los ascensos de los militares nombrados ayer al frente de las fuerzas armadas.

Si bien Macri puede sumar votos en su mano a mano con los gobernadores, hay senadores con cierta autonomía que pueden tentarse de sumarse a la resistencia de La Cámpora, si de lo contrario quedan pegados a las bravuconadas de la vicepresidenta.

Michetti escuchó a Sanz como hace siempre, porque lo aprecia por una antigua amistad que tiene con su esposa. Y  recibió a los jefes de todos los bloques para garantizarle una revisión más exhaustiva de los cesanteados.

[Tweet «Ernesto Sanz fue el encargado de convencer a Michetti de bajar el tono de confrontación»]

 

Pero Pichetto terminó el día en la Casa Rosada, donde Macri sabe que lo necesita pero está dispuesto a desafiarlo. El presidente no abandonó su pretensión de hacer jurar en la Corte Suprema a Horacio Rosatti y Carlos Rosankranz, nombrados por un decreto que luego se trabó en la justicia.

Pichetto ya le aclaró que si Lorenzetti los hace jurar por esa vía rechazarán el pliego. Pero el presidente no estaría dispuesto a rendirse tan fácil.

El jefe de Gabinete empezó a acercar posiciones. Pero antes debió a prometer mesura de Michetti, algo difícil de lograr.