La visita a la estancia del magnate Joe Lewis en Río Negro tras los incidentes con manifestantes que marchaban a la zona de Lago Escondido no parece ni prudente ni oportuna. ¿Porqué?
Desde el gobierno tildaron como «una provocación absoluta» la visita del expresidente Mauricio Macri a la estancia del magnate británico Joe Lewis en Río Negro días después de que personal de seguridad que responde al empresario agrediera a manifestantes que marchaban a la zona de Lago Escondido para reclamar el libre acceso a esas tierras ubicadas en la precordillera patagónica.
Desde hace años, Lewis ocupa tierras adyacentes a Lago Escondido y niega el libre acceso a ellas, a pasar de que una sentencia judicial le ordena habilitar la circulación por esa zona de la provincia de Río Negro.
Días atrás, manifestantes que participaban de la Sexta Marcha de Expedición por la Soberanía a Lago Escondido fueron agredidos por personal que responde a Lewis en un hecho que motivó que se realizara un operativo de rescate para evacuar del lugar al médico sanitarista Jorge Rachid, quien participaba de la protesta y fue retenido en ese lugar.
«Lo que pasa es que en la sociedad argentina hay un espacio importante al que le gustan esas bravuconadas. No es posible que nosotros bajemos los brazos. En algún momento esta taba se va a dar vuelta», añadió el diputado por el Frente de Todos (FdT) Eduardo Valdés
El diario Página/12 en su edición de hoy publicó que «miembros de la comunidad aeroportuaria de Bariloche informaron que el sábado 12 de febrero pasado, Macri aterrizó en dicho aeropuerto en un avión de la empresa Baires Flight con dos asistentes y viajaron a Villa La Angostura, a una estancia donde los esperaba el helicóptero de Joe Lewis».
Más allá del derecho personal del ex presidente a entrevistarse con quien quiera, la sensación es que el momento y la oportunidad no eran los más adecuados para que Macri fuese a visitar al millonario británico en medio de la polémica desatada.
Su gesto, al menos, no camina en el sentido de la pacificación de los espíritus.
¿O tendrá que ver con la salvaje interna desatada en el PRO entre «halcones y palomas» en la que el ex mandatario pretende liderar a los primeros y, tal vez, postularse nuevamente en 2023?.
Cosas de una política cuyos códigos se entienden cada vez menos…