«Un hombre puede cambiar de mujer, de trabajo, de amigos; pero jamás de pasión», decía el personaje de Francella en «El Secreto de sus ojos». Y el crack bahiense lo demuestra a cada paso.
Los Estados Unidos se paraliza hoy para asistir al acontecimiento deportivo más caro del mundo: la final del Súper Bowl, ese encuentro del para nosotros inentendible fútbol americano que, entre panchos, cervezas y millones, marca el paso de las pasiones americanas.
400 millones de personas seguirán por televisión -pagando U$S 75 cada uno de ellos- lo que se considera un privilegio de esos que no hay que perder, como ver un Boca-River, una pelea de Floyd Maywether o una carrera de Fórmula Uno en Mónaco.
Pero hay alguien que tiene esta noche una cita más importante con «su» pasión: Emanuel Ginóbili subió a su cuenta de twitter una definición digna de aquella emblemática escena de la laureada película argentina. Vea si no:
El hombre tiene parte de su corazón en esa Bahía natal en la que quedaron sus padres, sus hermanos…y su amado básket de la juventud, al que ni los millones del show americano pueden hacer que Manu olvide.
Por eso esta noche, mientras en el poderoso país del norte muchos creerán que han logrado concitar el interés de todos, los muchachos que dirige el hermano de Manu -el Sepo Ginóbili- podrán decir con orgullo que lograron arrancar del Súper Bowl a un prestigioso espectador.
Y que ello ocurre…porque el amor es más fuerte.